En muchos de estos poemas encontraremos la información velada por una ruta perdida, un sendero olvidado en el imperio del falso confort y de la existencia sin mayores anhelos que los ofrecidos en una sociedad ciega, implacablemente materialista. El poeta alude a la utopía, casi de soslayo, como para tocar el inconsciente del lector, esa que también extrañó teóricamente H. Marcuse. Los símbolos son ancestrales. Basta con evocarlos para que resuenen en nosotros como imágenes de una autenticidad que al ser negada nos maldice.
Mario Albán Camacho nos confronta en este poema urgente, no derrotado. Primero señala el precario existencial, rutina del ciudadano común, como en “Estatuto del rebaño”, luego nos puede alumbrar los espacios eludidos y esenciales, como en “Cuento de lo relativo”, o en el hermoso poema “Los gatos”. Incluso se toma la licencia de ensayar sobre los lugares comunes como en el filosófico poema “¿Crisis?”, palabra preferida de todos los contratiempos modernos y que ya dejó de decirle nada a nadie.
Hay un exilio asumido en el arte y Camacho es uno de estos escritores que no aceptan las condiciones de la civilización. De esta no aceptación desgarrada, soñadora e insaciable, nace esta escritura que rompe con el vano sueño de lo aparente.
Par La Coleccionista de Espejos
Colaboración de Mario Albán Camacho...