Episodes, todo es mejorable

Publicado el 01 marzo 2011 por Rebecasanchez
Vacío. Esa es la sensación que me queda tras visualizar la primera temporada de Episodes. Siete capítulos de apenas treinta minutos de duración que han pasado a gran velocidad y casi no ha dado tiempo a decir nada sobre ellos. Lo cierto es que había muchas esperanzas puestas en esta nueva serie del canal Showtime y mucha gente opina que no las ha cumplido. La historia de dos guionistas ingleses de éxito, pareja además, que son tentados por el brillo y la fama de Hollywood (ese Merc capaz de encandilar al mismísimo diablo) y que se atreven a dar el salto, cruzar el charco y adaptar su serie de éxito, de cuatro temporadas de seis capítulos cada una, al modelo americano. Episodes es una serie sobre la televisión, llena de guiños, de referencias muy reconocibles, de guiones, rodajes, actores... Algo que a mi siempre me ha resultado fascinante, la televisión vista por dentro. Studio 60, Sports Night o 30 Rock ya hicieron lo mismo con mayor o menor éxito, es un terreno difícil. 
Episodes se nos vendía como una comedia pero cuesta encontrar humor en ella y tal vez por eso quede esa sensación de vacío. Es más bien una serie incómoda, basada en las situaciones vergonzosas, en los equívocos, en el choque cultural entre los ingleses y los americanos. Quiere derrumbar mitos, romper la "buena imagen" que da el mundo de la televisión. La reunión de Merc con sus ayudantes es maravillosa, el despido por opinar que el perro que habla es gracioso es pura humillación. La televisión es un lugar frívolo, feroz, donde prima la apariencia y la falta de profundidad (ese personaje que era un mueca de disgusto constante). Un mundo que sorprende negativamente a los guionistas ingleses acostumbrados a otra forma de trabajo. Poco a poco su serie se va transformando en un monstruo que no pueden controlar.
Lo más importante de Episodes, lo que más llamaba la atención y la única razón por la que me decidí a verla es que Matt LeBlanc forma parte del reparto. Se interpreta a si mismo. La estrella de Friends apenas sale un minuto en el primer capítulo, debemos esperar un poco más para ver que él es el maestro de pista de este  producto extraño que es Episodes. Lo único notable de esta no-comedia, fallida por momentos, es Matt. Creo, sinceramente, que está inmenso interpretando a una versión sobredimensionada, grotesca y fanfarrona de si mismo. Evidentemente, al ver la serie, surge la duda ¿es así realmente? ¿cuánto se parece este Matt caprichoso, infantil e irresponsable al Matt real? ¿Ha sido difícil para él hacer este papel o le queda como un guante porque no hay reto? Me pasó lo mismo cuando vi la película JCVD, donde el belga Van Damme se interpretaba a si mismo. Dudaba de cuanto de verdad se veía en la pantalla. Es una pregunta y una curiosidad que siempre surge cuando un actor hace de si mismo. 
Volviendo a Matt, me encanta, cada vez que aparece eclipsa a los demás y se convierte en el centro de la acción, aunque no haga nada. Es divertido, impredecible, presuntuoso, pero también tiene un lado dulce, tierno y desinteresado. Además hay momentos duros en su vida como cuando pierde la custodia de sus hijos.
Los dos actores ingleses, Stephen Mangan y Tamsin Greig, hacen lo que pueden contra esa fuerza imparable con olor a canela (la colonia Joey). Ella llega a irritarme profundamente, es muy egoísta, mandona, terca y la prefería mil veces más en Black Books. Él sale mejor parado, su personaje es mucho más interesante, más humano y más simpático. Su relación con Matt está logradísima y la pelea de ambos en la blanquísima casa de la playa es desternillante, lo del cactus es buenísimo. El único momento de la serie en la que me reí con ganas.
Episodes ha conseguido ser renovada para una segunda temporada. Me alegro mucho por Matt LeBlanc ya que, desde Friends, no había hecho nada decente, y me niego en redondo a hablar de Joey, el spin-off.  Este nuevo proyecto es desconcertante porque no da lo que promete y te quedas mirando la pantalla con cara de ¿me están timando?. Me costó cuatro capítulos adaptarme al ritmo de la serie y en seguida finalizó, no da tiempo a digerirla porque cuando parece que empieza lo interesante, se acaba. En su segunda temporada deberían intentar dar cohesión a las historias, dibujar mejor a los secundarios y dejar que el humor surja, no forzarlo. Hay momentos en esta temporada en que las situaciones se ven muy antinaturales, algo que corta el ritmo y estropea el tono de la serie. Creo que la serie puede mejorar y espero que en la segunda temporada, a la que daré una oportunidad, lo consiga.