Estimado Sr. Auster:
Hacía años que su nombre me rondaba y sus libros me tentaban, pero (dichosos prejuicios) estaba casi segura de que sus historias no eran para mí. Leí tantas opiniones sobre sus obras, y todas tan radicalmente opuestas entre sí, que no sabía qué pensar. El caso es que la curiosidad empezó a crecer en mí. Si veía alguna entrevista suya en periódicos, televisión o en la red prestaba atención, hasta que decidí probar, y sucedió...fue un flechazo lector en toda regla. Me cautivó su forma de simultanear elegancia y sencillez en la narración, su forma de jugar con el destino y el azar, lo casual y lo predestinado, temas que subyacen de una forma u otra en sus libros. Por si fuera poco, decidió obserquiarnos con parte de su alma, porque eso es lo que he encontrado en su "Diario de Invierno", parte de su alma, su intimidad abierta y compartida sin pudor con sus lectores, aunque le haya costado algún encontronazo familiar.Desde este preciso instante le doy las gracias por permitirme saber más de usted, cómo piensa, cómo siente. Debo decir que me ha cautivado su forma de ver la vida, su forma de vivirla intensamente, con lo bueno y con lo malo. Su certeza de que todo tiene una razón de ser, su sensibilidad, cómo le afectan las cosas, cómo valora y disfruta de la esencia de todo, de esos detalles en los que otros ni reparan:
"Un momento de lo más oportuno, increíble y espectacular, que no significaba nada y sin embargo lo era todo, y por primera vez en la vida pensaste que estabas formando parte de un acontecimiento cósmico."
Su diario es un catálogo de sensaciones, un inventario de las cicatrices que le ha dejado la vida, cicatrices que van desde la infancia hasta la actualidad. He saboreado todas y cada una de sus reflexiones, de sus páginas, poco a poco, sin querer acabarlo. Sin matices, sin peros, sin nada que objetar. Con mucho que percibir.
¿Sabe? Disfruto especialmente de la lectura en las madrugadas de los fines de semana. Por eso he ido despacio, para asegurarme que durante dos consecutivos disfrutaría de las noches silentes con su diario en mis manos.
Señor Auster, hoy es el Día de las librerías. ¿Sabe qué libro compraré con toda seguridad? Sí, su último trabajo, su "Informe del interior", la continuación de su diario. Porque es invierno. Porque tengo frío y quiero disfrutar del calor de sus palabras... Lamentablemente, algunos lectores permanecen ajenos a su encanto. Incluso hay quien ha osado a poner su nombre y el de N. Sparks en una misma frase. Sí, así como se lo digo. Ni que decir tiene que mis retinas se desprendieron en ese mismo instante y tuve que correr a ponerme una pastillita debajo de la lengua para evitar que mi tensión saltara por los aires. Y es que en esta vida casi todo es subjetivo; los gustos literarios, también, y hay que respetarlos, pero a usted que no lo toquen.Sin nada más que añadir (diría mucho más, pero ya va bien), se despide de usted una humilde servidora, con la firme promesa de leer todo lo que usted quiera contar." Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes sesenta y cuatro años. Afuera, la atmósfera es gris, casi blanca, no se ve el sol. Te preguntas: ¿Cuántas mañanas quedan? Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto. Has entrado en el invierno de tu vida".