Epístola del viernes (9): Félix G. Modroño

Publicado el 06 marzo 2015 por Meg @CazaEstrellas



Querido Félix:
Ya no recuerdo qué fue primero, si el huevo o la gallina. No sé qué conocí primero, si las novelas o al autor, pero aquí estoy, dedicándote unas palabras a colación de un libro que leí hace un par de meses y sobre el que he estado dando muchas vueltas porque, por más que pensara en cómo hablar de él, tenía la sensación de que no iba a estar a la altura. Tenía ganas de leerte, tu ciudad de los ojos grises me había envuelto en una atmósfera evocadora y nostálgica de la que me costó salir. Pero... ¿cómo ibas a superar eso? Sí, tenía mis dudas, dudas infundadas, porque llegaste con "Secretos del Arenal", esa preciosa edición de Algaida premiada con el Ateneo de Sevilla. Una novela de final entrelazado que nos habla de dos mujeres (Olalla y Silvia) dos ciudades (Bilbao y Sevilla)  y dos épocas (actualidad y los años 40). Dos historias que podrían ser independientes, pero que desembocan en un mar conjunto e inesperado. Historias en las que encontramos elementos que se han convertido en marca de la casa: crimen, pasión, historia, venganza...Una novela en la que los sentidos y los sentimientos están presentes y traspasan las páginas. Supongo que, a un escritor que pasa noches escribiendo, que resta tiempo de su vida personal y familiar para hacerlo, y que hace frente durante meses a las complicaciones que surgen en el proceso, no debe hacerle mucha gracia que venga la lectora de turno a decirle que la novela le ha durado un asalto. En mi descargo debo decir que tras cerrar el libro he seguido pensando, reflexionando, sintiendo.He disfrutado mucho de este libro. El equilibrio en que se sustentan las dos historias paralelas es perfecto. Admito que el componente histórico (al que no estoy muy acostumbrada) en algún momento me ha alejado de Olalla, por lo que me decanto por Silvia ( no solo por eso, sino también por el riesgo y acierto en ponerle voz a una mujer y hacerla plenamente creíble). En cualquier caso, ambas son mujeres que, al margen de que empatices más o menos con ellas, provocan una reacción en el lector. En este caso, una humilde lectora ha asistido a la evolución de las dos y ha aprendido con ellas que la felicidad no tiene que ser necesariamente plena, absoluta y constante. Enhorabuena Félix, me declaro fiel seguidora de tu trabajo y de tus historias (afortunadamente me quedan por descubrir). Me declaro fan incondicional del escritor y de la persona sencilla y espontánea que se encuentra detrás. Fan de tu elegancia hasta en la discrepancia, de tus fotografías, de tus "secretos", de tu buen gusto, de tus afectuosos saludos, de tus piropos insertados en las presentaciones y de tus zapatillas tipo Converse.Permíteme que me salga del protocolo y que brinde por ti; esta carta va acompañada de la madrugada del viernes, de una copa de vino y buena música. La ocasión lo requería, qué menos que dar un homenaje a los sentidos, a esos que están tan presentes en esta novela.Se despide de ti con un afectuoso saludo fuerte abrazo, Ro.