Época post-WikiLeaks: vivimos un cambio ecológico en la comunicación pública

Publicado el 09 diciembre 2010 por Noblejas

Una de las mejores maneras de entender -en términos generales- lo que está pasando con WikiLeaks, la comunicación pública e internet, en nuestro mundo globalizado, consiste en aplicar a nuestros días lo que Neil Postman entiende que pasó con la aparición de la imprenta y la de la televisión.

Es cierto que la red y una de las cosas que trae consigo, como WikiLeaks,  no es un mero "cambio tecnológico". Es más bien un cambio ecológico.

Esto decía Neil Postman al hablar del "modo ecológico" de entender los cambios tecnológicos de comunicación pública, porque esos cambios no son meros aditivos:

“¿Qué sucede si colocamos una gota de colorante rojo en una probeta de laboratorio llena de agua clara? ¿Tendremos agua clara más una gota de colorante rojo? Es obvio que no. Tenemos una nueva coloración en cada molécula de agua.

Esto es lo que yo entiendo por cambio ecológico.

Un nuevo medio no añade algo; lo cambia todo.

En el año 1500, tras la invención de la imprenta, no teníamos la vieja Europa más la imprenta. Tenemos una Europa diferente.

Tras la televisión, América no fue América más la televisión. La televisión dio un nuevo color a cada campaña política, a cada hogar, a cada escuela, a cada iglesia, a cada industria, etc."

[Cfr.” Defending Ourselves Against the Seductions of Eloquence”, en K. Dyson y W. Homolka, Eds., Culture First! Promoting Standards in the New Media Age, Cassel, London, 1996, pp. 32-34.]

Tras la red y ahora WikiLeaks, el mundo ya no es el mundo más la red más WikiLeaks. Ha cambiado todo, y lo iremos viendo poco a poco.

Hay que seguir explorando el mundo de la comunicación pública post-WikiLeaks, sin tropiezos miopes en los detalles históricos, tan controvertidos como llenos de sentido, que están hoy implicados en este cambio ecológico epocal.

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PS-- entre la multitud de cosas de interés que se publican sobre WL, la política, la justicia y el periodismo, recomiendo ahora mismo leer lo que escribe Gonzalo Peltzer en -no se engañen por el título- Por lo menos nos queda el periodismo.