Seguro que si Galileo viviera, repetiría esta frase refiriéndose al 15-M. Porque el 15-M no se para. Continúa. Y es posible que fuera también condenado por los poderes públicos, por apóstata del sistema.
Ellos siguen en Sol y en las demás plazas de sesenta ciudades españolas. No quieren parar. Han pasado por encima de las elecciones y su resultado, como debe ser. Este movimiento, o es transcendente o no lo será.
Todavía resurgen los gritos de los peperos enfervorecidos por su triunfo, atacando a los indignados y tratando de decirlos lo que es la democracia (“esto es democracia y no lo de Sol”, gritaban en Génova). Y es que la ignorancia no tiene límite. Todavía no han entendido que lo que quieren, lo que queremos, los indignados es hacer de esta democracia, una verdadera democracia. Eso es lo que se pretende. Corregir los déficits que tiene para hacerla real.
Claro que para algunos, basta con votar cada cuatro años, y si ganan, miel sobre hojuelas. Cualquier cambio puede significar ponerles en un brete y que pierdan parte de sus privilegios. Y hasta ahí podíamos llegar.
Pues sí, el movimiento de los indignados, se mueve, afortunadamente. Y ahí están, preparando una asamblea general en Sol para el próximo domingo 29. Para lo cual, el 28 se convocan asambleas de barrio y de ciudades para discutir las propuestas y llevarlas al día siguiente a Sol.
En el caso de Rivas-Vaciamadrid, la asamblea popular se celebrará el sábado a las 12 horas en la Plaza del Ayuntamiento.
Con el fin de ser lo más eficaces posibles, se han regulado las normas de actuación.
Verdaderamente, es muy importante lo que se apruebe en la asamblea general de Sol el domingo. De ahí saldrá el camino a seguir.
Estoy con ellos, mi apoyo desde aquí. El sábado no podré asistir pero bien que lo siento, y desde luego haré todo lo posible por seguir a este movimiento ejemplar. Nuestras esperanzas están, en gran parte, puestas en estos indignados cuya pretensión a algunos les parece una quimera.
Salud y República