Y como os contaba en el capítulo anterior, es desde aquél fallido experimento del biólogo W. Esteban Kerr, cuando se hizo absolutamente necesaria y obligatoria la indumentaria de seguridad apropiada que salvaguardase la integridad del apicultor. En realidad siempre ha sido necesaria la seguridad para trabajar con abejas, lo que ocurre es que no existían tantos adelantos, en cuestión de materiales, como actualmente.
Haciendo honor a la verdad, recuerdo que alguna vez yo he visto a mis tíos trabajar en el apiario sin guantes de protección, incluso creo recordar que Acindino, trabajaba sin careta y por supuesto sin buzo de apicultor, aunque hay que tener en cuenta que se trataba de un sacerdote y llevaba sotana, y negra, el peor color para las abejas.
Pero aunque no sea ninguna heroicidad, sin traje he trabajado hasta yo, eso si, con pantalones jeans y botas de goma de caño alto, o en su defecto con unos calcetines, que permitieran introducir la pata del pantalón en ellas para cerrar las tan, para las abejas, codiciadas entradas. Pero claro, también hay que tener en cuenta que la experiencia que ellos tenían les armaba de más temple y serenidad revistiéndoles y blindándoles con una autoprotección real cuando estaban entre aquella multitud de abejas excitadas.
En todo caso y fuera a parte de cualquier anécdota, siempre debemos de tener en cuenta que la vestimenta apícola es una herramienta indispensable para trabajar con y entre las abejas.
Que nadie es más valiente por no usar protección, solo es un inconsciente, y nadie es más o menos apicultor por usar protección o no.
Simplemente hay que fijarse en cualquier profesión de riesgo.
Un bombero nunca acude a sofocar un incendio sin su debido traje ignífugo.Ni un minero acude a la mina sin su casco. Ni un soldador trabaja sin sus guantes y así cualquier otra profesión.
La protección en la vestimenta confiere más seguridad al trabajo apícola, haciéndolo al mismo tiempo más cómodo y confortable, evitando posibles picaduras a nosotros y la muerte de muchas abejas.
Así que ya sabéis, a protegeros tocan.
Empezando por la cabeza, en primer lugar es fundamental proteger nuestra cara y cabeza con la máscara o careta, formada por una especie de sombrero con ala, yo recomiendo los de ala redonda, del que cuelga un velo o redecilla a modo de cortina cuya función es la de proteger la zona de la cara y cuello de las más que posibles picaduras de nuestras amigas las abejas. En el mercado existen incluso máscaras con el visor frontal metálico y pintado en negro para no reflejar los rayos solares y posibilitar una mejor visión.
Por experiencia propia, es decir, que yo lo he sufrido en mis carnes, deberéis de revisar muy bien la firmeza del sombrero ante posibles ataques de la aviación apícola. Recuerdo que en cierta ocasión, estando yo en mi colmenar de Polientes (Cantabria), empezó a oscurecerse el cielo a causa de una tormenta de verano. Cuando las abejas empezaron a sentir el cambio de presión, el apiario comenzó a ponerse como una leonera. Yo empecé a recoger y ordenar rápidamente todas las colmenas y me dispuse a alejarme del lugar hasta que pasara el nublado, pero...ya era tarde compañero, ni siquiera me dio tiempo a recoger mis herramientas.Dejé todo tal como estaba e intenté alejarme rápidamente de allí. Las abejas guardianas ya me habían rodeado y empezaban a lanzarse como proyectiles contra mi cabeza. Vista la gravedad del tema, opté por salir del apiario y tumbarme en el suelo hasta que pasara el momento de agresividad.Cuando pude levantarme del lugar, a mi alrededor había gran cantidad de abejas muertas.Cuando me quité el buzo al llegar al coche, el sombrero mostraba la infinidad de aguijones clavados que habían dejado otros tantos ataques kamikaces cuyo sonido al golpear en mi cabeza recordaba el golpeo de una gota de agua sobre un plástico. Estos aguijones también aparecían en alguna zona del buzo y hasta en mis guantes de cuero. Esta anécdota pretende ser un ejemplo para todos los que aun tienen alguna reticencia a equiparse adecuadamente.
Ah, amigos, y otra cosa.Las apis de las que os hablo son mellifera mellifera, no creáis que son africanas ni siquiera africanizadas.Así que a las abejas no hay que temerlas, solo tenerlas respeto.
¡Salud y Suerte!