El 18 de junio de 1990 en Bari, se presentó por última vez en la historia de los mundiales un seleccionado representativo de la desaparecida y desperdigada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El fin del bloque comunista, el fin de la guerra fría tenía su escenario también en la máxima competencia futbolera.
El 4 a 0 a Camerún, deportivamente, fue una anécdota, ya que los africanos ya se habían clasificado y, su primer puesto lo definió el empate entre argentinos y rumanos.
Aquel equipo soviético, que contaba con nombres como Rinat Dassayev, Vasil Rats, Gennadi Litovchenko, Oleg Protasov e Igor Dobrovolsky, entre otros. Tras una sorprendente actuación cuatro años antes en México, tener de rival al equipo soviético no fue una buena noticia para sus rivales.
Sin embargo, nada tuvo que ver un equipo con el otro, ya que los dirigidos por Valeriy Lobanovskyi se presentaron en el Mundial el 9 de junio en Bari con una derrota 0-2 frente a Rumania.
Cuatro días después, en el San Paolo de Nápoles, los goles de Pedro Troglio y Jorge Burruchaga comenzaron a sentenciar el final de la historia roja en tierras italianas.
El partido contra los africanos marcó el decepcionante e inesperado final para ese equipo, más aún teniendo en cuenta que en aquella competencia se clasificaban los dos primeros de cada grupo y los cinco mejores terceros. Ni eso consiguió aquella generación.
Lejos, muy lejos estuvo de igualar los octavos de final del Mundial de México, donde, a pesar de haber quedado eliminado tempranamente en la ronda de los 16 mejores, su 6 a 0 a Hungría, 1 a 1 con Francia y 2 a 0 a Canadá en primera fase y la derrota por penales ante Bélgica, habían mostrado un equipo con un gran potencial.
Mucho más lejos de los cuartos de final en Suecia 1958, donde cayó ante el local, a la postre subcampeón del Brasil de Pelé o de una performance parecida pero en Chile 1962, también eliminado por el seleccionado local. La misma suerte corrió en México 1970.
Estuvo ausente en Alemania 1974 y Argentina 1978 y se fue en segunda ronda en España 1982, sin embargo, su mejor actuación fue el cuarto puesto en Inglaterra 1966, pero con una generación muy lejana a la del fracaso en la península italiana.
En Estados Unidos 1994, ya se presentó como Rusia y se despidió del certamen en primera ronda detrás de Brasil y Suecia y por delante de Camerún en el Grupo B.
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