Equipos: transferencia de experiencias entre el deporte y la empresa

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Durante más de veinte años he dirigido, entrenado y educado a grupos de jóvenes deportistas de élite. Y digo que son deportistas de élite no sólo porque lo digan las instituciones públicas, sino por su esfuerzo, dedicación, profesionalidad y entrega.  ¿Acaso no es eso lo que les pedimos a nuestros empleados?

Escribir en un artículo todo lo que el deporte puede aportar a la empresa puede ser complicado y largo. Son múltiples las variables que hay que conocer,  tener presente y trabajar para garantizar el éxito, pero eso por sí sólo ya requeriría la escritura de un libro sobre el tema. Básicamente  mi trabajo se resume en la aplicación de tres grandes retos.

Planificación – Adaptación al medio y cambio – Consecución de objetivos y premios.

Planificación. Empezar la tarea de dirigir cualquier equipo de personas requiere de un trabajo previo muy importante. Las reuniones con los directores y presidentes de los clubes deportivos son primordiales para ello. Se debe tener la mayor información posible acerca del funcionamiento de la empresa: entorno en el que se mueve, objetivos de la misma, trabajadores que la integran, y lo que es muy importante para mí, el llamado “calendario de competición”, que no es otra cosa que el periodo donde se va a ver reflejado nuestro trabajo. En este calendario estarán las vacaciones de los trabajadores, periodos  festivos, periodos donde la producción sube-baja, etc. Es importantísimo su conocimiento a la perfección  y saber moverse dentro de este “calendario de competición”. 

 Una de las primeras acciones que tomo en  este periodo es “la negociación” con los trabajadores de un calendario de trabajo acorde al calendario de competición. Es crucial que todos sepamos donde estamos, cómo nos movemos y  se evite en lo posible cambios que puedan perjudicar el buen hacer del equipo. Así, todos partimos con las reglas de juego bien claras. He de indicar que la planificación que confeccionaremos no será en absoluto rígida. Tiene que tener márgenes flexibles que puedan adaptarse a los posibles cambios y siempre tener vías de escape que mantengan la línea y el camino correcto principal. Todo calculado. Significa estar continuamente como entrenadores pensando en nuestro equipo. Cuando entreno, mi cabeza y mi mesa de trabajo es un diagrama de flujo en constante evolución.

Adaptación al medio y cambio. Nunca he sabido cómo entrenar a los equipos que dirigía. Nunca sabía qué tipo de juego iba a plantear, ni qué tipo de trabajo desarrollaría con ellos hasta que conocía a los jugadores. Mis primeros momentos de trabajo los dedico a la observación, cómo trabajan, qué relaciones existen entre los jugadores-trabajadores, ¿hay líder? , ¿cómo actúa?, ¿qué tipo de rol tiene cada jugador en el equipo?, etc.  Es decir, los dejo actuar en su entorno natural. A partir de aquí me introduzco de pleno en su medio y me adapto a ellos para realizar el cambio que quiero. Mi objetivo principal en esta fase es sacar el máximo de cada trabajador.

Todo trabajador sabe hacer algo que le identifica, algo que realmente beneficia al grupo, algo que aportar a la empresa, algo que enseñar a los demás.  No concibo que esté en la empresa y sea un  lastre para la misma. Debemos de ser capaces de hacerles ver lo importantes que son y las cosas que tienen que aportar al grupo desde la perspectiva de que son muy importantes, pero no imprescindibles.

Creo mucho en la Gestión del Conocimiento en mi equipo. El  ajuste persona-puesto está bien, pero hay que dar un paso más. Enriquecer las tareas y puestos de trabajo es otro de los grandes retos a conseguir en esta fase.  Mis equipos, durante los entrenamientos, trabajan en entornos cambiantes y competitivos. Me explico, casi nunca mantengo los mismos equipos de trabajo y voy rotando las tareas e introduciendo a modo de juego competiciones varias. Con ello consigo que la gente asuma responsabilidades diferentes en equipos diferentes, tenga aprendizajes distintos   y sobre todo que interactúen compitiendo con los demás compañeros. Esta competición será sana y nunca perjudicará al grupo. Siempre obtenemos un feedback después de cada competición. Son ellos los que encuentran el camino correcto a seguir. Solamente les sirvo de guía, organizo la competición que yo quiero según el objetivo deseado.

 Mis equipos están continuamente “compitiendo” al máximo  dentro de nuestro medio, la cancha,  para ser muy competitivos dentro de la competición que jugamos. ¿Acaso el mundo de la empresa no es un mundo altamente competitivo?, y,  ¿Jugamos como entrenamos?. Queremos ser competitivos en el mercado pero, ¿lo entrenamos dentro de la empresa?, queremos que nuestros trabajadores aporten valor, pero ¿les entrenamos para ello?. No me preocupa mucho lo que la competencia esté realizando en un momento determinado. Nosotros siempre nos adaptamos o estamos preparados para ello. Siempre procuro la mejora continua de mi equipo. Una mejora continua que realizan ellos de manera proactiva  y que  se transfiere, se adopta y se acepta en el grupo. Únicamente soy un guía.

Consecución de objetivos y premiosComo todo equipo su recompensa es la victoria parcial cada semana que le lleve a la culminación de los objetivos marcados al principio del “calendario de competición”.  Su premio es la victoria pero…. y en la empresa, ¿la victoria qué significa? , ¿Significa más retribución, mayores incentivos individuales y grupales?. 

En absoluto debemos pensar que actuamos de acuerdo a la Teoría X de McGregor, pero debemos de dejar claro qué significa ganar el partido y qué significa obtener los resultados al final de  la competición. No todas las empresas tienen políticas retributivas basadas en logros para todos los empleados, pero de alguna manera  habrá que premiar a nuestros jugadores  por el esfuerzo realizado.  Al margen de esos logros cuantificables debemos de tener presentes los llamados intangibles.  Formar cultura de empresa, aumentar los valores individuales, aumentar los conocimientos de nuestros jugadores y que estos repercutan en la organización, son algunos de los objetivos importantísimos que no debemos nunca de olvidar como entrenadores.

Pienso que este tipo de metodología es adaptable a cualquier entorno y empresa. El único requisito es reconocer el medio y adaptarse a él para cambiarlo.

Autor Mikel Cuartero

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