EQUO tiene ante sí una hercúlea tarea si pretende construir un partido. Dificilísima y necesitada de muchísimo trabajo y tiempo, del que carece para presentarse con el nivel de conocimiento requerido a fin de sacar un buen resultado en estas próximas elecciones del 20-N. El primer trabajo será convencer a su público de que el poder político es muy importante para intervenir en la sociedad y las elecciones forman parte de su juego.
El buen resultado electoral, que será subjetivo, será aquel que permita resistir y continuar consolidando organización y línea, aquel que induzca a arrimarse a los potenciales militantes y simpatizantes que todavía no lo hayan hecho en espera de ver qué ocurre (habrá mucha gente indecisa esperando ver como se decanta el electorado), será buen resultado aquel que induzca a unirse a verdes hoy en otras formaciones, o aislados, buen resultado aquel que acerque a grupos de izquierdistas rebotados, o desanimados, etc. (Mis primeras impresiones sobre Equo 19-08-2010)
Para obtener un buen resultado electoral que pueda dar derecho a continuar con el proyecto, no será suficiente con tener razón, serán necesarios de inmediato, mucho ruido y organización. Más adelante, con calma habrá tiempo para analizar si la organización y resultados transformadores cumplen expectativas a día de hoy muy elevadas por algunas personas y entornos, expectativas poco avaladas por realidades tangibles, Equo está muy verde (inmaduro, tierno) y tiene que competir directamente por los votos que en gran parte estarán en el mismo afluente del que se nutre IU, organización consolidada. (En el enésimo proyecto de refundación)
Ruido: El ruido se produce al ‘agitar’ el aire, en términos políticos se hace con la agitación, es vital difundir sonidos e imágenes, letras y signos que en un primer momento pueden servir solo con gritar al mundo que EQUO existe. El ruido es imprescindible para conseguir votos.
El ruido no son votos, pero sin él no se conseguirán. Los resultados electorales no indicarán que sea buena o mala alternativa, fundamentalmente medirán si merecen continuar con el proyecto o no, aunque en mi opinión existe un hueco en el electorado, que hoy lo compartirán con IU, pero podrían ocuparlo solos en próximas elecciones.
Aunque les parezca mentira a personas cercanas o que viven en cenáculos concretos, el nombre de Equo es muy poco conocido. Y en determinados ambientes los sueños vuelan alto por lo que las caídas pueden ser mayores. Quien crea en el proyecto tiene hoy un reto ante sí, trabajar a tope para difundirlo antes del 20-N y no esperar sentado confiado en cantos de sirena.
Organización: Imprescindible dotarse de un mínimo de organización para conseguir mayor eficiencia en el ruido y en cualquier objetivo que se marque, e incluso es necesario para marcarlos. A medio camino entre los movimientos sociales y los partidos políticos necesitará precisar su organización para dotarse de mayor eficacia.
Un movimiento no es un partido, por ejemplo el 15-M es un conjunto de organizaciones e individuos, simpatizantes o militantes, adscritos a otras organizaciones o por libre, con múltiples y elásticas formas de relación, compromiso y militancia, con diferentes identidades políticas e ideologías, cuyos resultados electorales, como tal movimiento, serán secundarios, puesto que dentro existirán sensibilidades diferentes será dificilísimo la elaboración de una lista electoral y cada parte apoyará a unas u otras listas.
Comprobado el desgaste observado en los partidos actuales, Equo pretende ser un partido diferente, con organización entendida en sentido amplio y ligero (poco opresiva), veremos resultados, pero será necesaria una estructura más o menos jerarquizada en la cual puedan encuadrarse individuos y grupos, susceptible de poder aglutinar otros núcleos dispersos en torno a un mínimo de línea política o ideales programáticos, lo cual debería suponer que la diversidad grupal existente, aun manteniendo un nivel de autonomía, debiera aceptar mínimos compromisos comunes difundidos en torno a la imagen de EQUO.
Particularmente no creo en la posibilidad de esa manoseada consigna de la unidad de las izquierdas como criterio de organización a crear.
Equo trata de crearse apoyándose en grupos ecologistas previamente existentes, probablemente la base más numerosa del proyecto, pero además pretende integrar grupos e individuos cansados de agrupaciones izquierdistas y desafectos con experiencia militante de IU y PSOE, además de algunos grupos del movimiento feminista/gais. Lo cual debería dar a la organización un sesgo roji- verde- malva, y se equivocarán aquellos ecologistas que contribuyan a encerrar a EQUO en la etiqueta de verde, a la cual le empujarán desde muchos rincones.
Parece buena idea crear el proyecto desde cero, sin caer en la trampa a que conducen tantos cantos ‘angélicos’ de unidad, así parece clave la decisión de rechazar el pacto con IU, inicialmente, lo cual hubiera condicionado bastante el proyecto anclándolo en viejos estilos,formas e ideas. No olvidemos que el peso del PCE es dominante en IU. Después de 30 años el viento de la historia ha concedido demasiadas oportunidades fracasadas a IU, quienes a pesar de contar con postulados teóricos similares (roji-verde-malva) no han conseguido el objetivo de consolidarse como opción con capacidad transformadora clara. (Hablo de opción transformadora en general, salvando aportaciones individuales o colectivas que evidentemente existen, como en otros muchos colectivos que desarrollan trabajos sociales sin ser el partido de referencia.)