Fueron momentos agotadores pero felices, muy felices, llenos de amor por sobre todas las cosas. Todo trascurría mas que bien, ellos se alimentaban y aumentaban hermosamente y toda la familia se adaptaba a atender a dos bebes a la ves, cosa que no olvidare nunca ya que de niña soñaba con tener mellizos, así que era un sueño cumplido para mi, un deseo de toda la vida logrado. Pero ese sueño se rompió, me dejo un brazo vacío y con el dolor inmenso de que mi hermosa Jazmín desplegara sus alitas y me hiciera mamá de un ángel. La madrugada del 25 de mayo un día antes de cumplir sus dos meses ella emprendió el vuelo y se metió por siempre y para siempre en mi, más que antes, hoy vive en mi y en el amor que nos dejo. Fue un comienzo muy duro este camino porque a los dos días de dejarla en su ultima morada nos internaron a Zahir para estudiarlo, el diagnostico de Jazmín fue muerte súbita y los médicos no querían esperar informe de la autopsia para descartar nada, así fue que pasamos Darío, Zahir y yo un mes de hospital en hospital realizando diferentes estudios para saber que todo estaba bien. La vuelta a casa fue mas dura aún, ya ni el dormitorio estaba como lo habíamos dejado, ni siquiera el mismo color y aunque los demás piensen que fue lo mejor, fue lo más triste que me podía haber pasado, no tuve la oportunidad de irme despidiendo de todo mientras hacíamos el duelo, tenia el alma rota, todo cambiado y un bebe en brazo que no se merecía mis lagrimas sobre él. Así fue que llego a ser una orgullosa mamá de un ángel y ese nuevo titulo necesitaba apoyo, un apoyo que no encontraba en la familia, ni en mi pareja, porque el también vivía el mismo dolor y en peores condiciones que yo, en dos meses conoció la felicidad de tener un hijo en sus brazos y el inmenso dolor de ser papá de un ángel. En esos primeros pasos de este duro camino la vida me pone enfrente a dos personas maravillosas, pilares mas que importantes en mi camino, las primeras personas que me entendían que sabían lo que sentía y lo que me pasaba en ese momento, Gisela Lopez Purtscher y Claudio Adrian Vimonte, papas de Bautista en el cielo, Gianfranco y Paloma en la tierra y que sus tres hijos los tienen enamorados mas que nunca de la vida. Así de entre los contactos de mi amiga del alma Gisela llego a “Era en Abril” en Facebook y no les puedo explicar lo que fue poder compartir ese dolor, deje de sentirme perdida en el camino, deje de sentirme sola en la vida, me di cuenta que somos tantas mamas y papas de angelitos, que no éramos ella, Claudio, Darío y yo solos y tuve mas gente en quien apoyarme, papas, tíos, abuelos, amigos, mas personas que me escucharan o que me leyeran a la distancia pero que me entendían, que no me dijeran: “ya va a pasar” o “fue tan poquito tiempo ya tienes que estar bien”, cosas que habitualmente nos dicen para hacernos sentir mejor sin darse cuenta que en vez de eso nos lastiman profundamente y la única manera que tenemos de sentirnos mejor es no dejar de hablar de ellos, no dejar de recordarlos, porque siempre pase el tiempo que pase estarán con nosotros y si bien volvemos a sonreír, volvemos a disfrutar de los hijos que nos quedan y de la vida misma hay una pequeña parte nuestra que nunca dejara de sufrir la ausencia de los hijos que no están, las fechas siempre traerán un dejo de tristeza a nuestras vidas, pero lo que si aprendí es que un dolor compartido, un dolor apoyado en amor puro y en mi caso a Dios no me ha dejado flaquear y es hoy quien me da las fuerzas para poder hacer que mi gente tenga en mi país un lugar a donde recurrir o en quien apoyarse si la vida los a traído a un camino tan duro y difícil como es ser mamas y papas de ángeles.