Durante unas cuantas semanas del mes de diciembre y unos días de principios de enero, el nene ha estado haciendo las cacas muy raras: bastante líquidas, con un olor algo fuerte (en ocasiones insoportable, para qué negarlo), demasiadas veces diarias (cuatro, cinco, incluso más, frente a una sóla vez o dos como mucho que tiene como norma), en algunas ocasiones con descargas explosivas...
Al principio no le di importancia. No es raro que la consistencia de las cacas varíe de unos días a otros en función de la comida y, además, pensé que podía ser la boca, que siempre se nota en el olor y la acidez. Pero la cosa se fue prolongando y no encontraba el origen. No le había introducido alimentos nuevos, el niño no se quejaba de nada, comía con normalidad... ¡Qué raro!.
Entonces, hace menos de una semana, se me acabó la leche que le estaba dando: la de crecimiento de Nestlé. No me gusta esta leche, estaba deseando terminarla porque después de haberlas probado todas, la que más me convence es la de Hero Baby con Central Lechera Asturiana. Había comprado la leche de Nestlé en promoción no me acuerdo en qué supermercado y no pensaba repetir, así que mandé a mi marido a comprar unas cuantas botellas de la de siempre.
¡Oh, sorpresa!. Desde la primera toma se acabaron las cacas casi líquidas, el olor pestilente y las muchas deposiciones diarias. Anoche, incluso, volvió a hacer su caquita con formita y todo, como los adultos. ¡Así que era la leche!. ¡Para que luego digan que son todas iguales!*.
* Esto lo digo porque con la leche de fórmula en polvo también decían que daba igual cuál eligieras. ¡Ja-ja!. Mi nene vomitaba con varias de ellas, o regurgitaba un montón, o le daban gases. No, definitivamente, no son todas iguales.