Revista Cine

‘Erase una vez en Anatolia’: Turquía muestra su humanidad

Publicado el 27 junio 2013 por Maresssss @cineyear
in cineMUnDO / by Sergio Ceballos de la Torre / on June 27, 2013 at 10:58 pm /

band_turquiaNuevamente en un lugar de actualidad; Turquía es ese país que sirve de enlace entre Europa y Asia, entre cristianismo e islamismo, que geográficamente está más cerca de nuestro continente aunque culturalmente se aproxima más a medio oriente. Los hechos que están ocurriendo en las últimas semanas en Turquía, Brasil, Grecia y otros países no hacen más que confirmar lo que, cada dos semanas, plasmo de forma repetitiva y cansina en esta sección: los seres humanos compartimos sentimientos y preocupaciones a lo largo de todo nuestro planeta.

Hace 60 años, Turquía tuvo un período de esplendor en el cine, con directores de la talla de Ömer Lütfi Akad o Metin Erksan; pero parece que, aunque haya habido un período no tan glorioso, en el inicio de siglo actual está habiendo un renacimiento de la creatividad audiovisual de la mano de Çağan Irmak, Ferzan Özpetek o, sobre todo, de Nuri Bilge Ceylan, el director de ‘Érase una vez en Anatolia’, la película de hoy  (su título original es ‘Bir Zamanlar Anadolu’da’).

001-Erase una vez en Anatolia

Aunque no lo aparente, este largometraje es, ante todo, un canto a la vida. Los temas principales son absolutamente universales, dados a la reflexión y a las preocupaciones de cualquier persona adulta en cualquier lugar del mundo: la superación de una muerte, la impotencia ante situaciones injustas o los dramas personales y de pareja de cada persona. El mensaje más importante que consigue llegar al espectador (aunque sea de manera inconsciente) es que, tras una muerte, el gran problema y lo realmente importante está en las personas que quedan vivas, que son quienes merecen más cuidado y atención.

Lo verdaderamente magistral de este filme es la forma en que consigue que una investigación policial se convierta en una situación totalmente humana y cotidiana, dando tiempo a los personajes incluso para hablar de otros temas que en un principio parecen intrascendentales, pero que, poco a poco, van cobrando relevancia y captando la mayor parte de la atención y de la tensión narrativa.

002-Erase una vez en Anatolia

Indiscutiblemente, la fotografía es la parte técnica más destacable de esta cinta. El uso de la cámara, con planos largos y en su mayoría estáticos es rotundo y estudiado. Tanto a nivel visual como narrativo, la historia tiene dos partes: la noche inicial, que muestra la situación a base de las mejores imágenes de la película, con una tenue pero cuidadísima iluminación; y el transcurso del día una vez solventado el asunto inicial, que se centra más en los dramas personales y en desarrollar historias en espacios más cerrados que los paisajes por los que circulan los tres coches en la primera mitad.

Apenas una canción en la radio del coche en un momento determinado conforma la banda sonora de esta película que, por otra parte, no quiere utilizar elementos externos a la historia para transmitir o intensificar los sentimientos.

 

Pese a que el planteamiento de la película es la búsqueda de un cadáver y su desenlace por parte de un equipo de investigación en el que destacan el jefe de policía, el doctor y el fiscal (guiados por el asesino ya confeso); si tuviera que realizar una sinopsis, nombraría lo anterior, pero además hablaría de la importancia de los dramas personales de cada uno de los personajes nombrados anteriormente. Entre idas y venidas en esa búsqueda, los personajes establecen conversaciones cotidianas en las que se van desvelando las preocupaciones y las historias que hay tras ellos.

003-Erase una vez en Anatolia

Hay momentos incluso para la poesía audiovisual: el seguimiento de la manzana que cae al suelo y termina parando en un lugar estanco del arroyo con otras manzanas puede interpretarse como la cualidad que tiene la muerte de igualarnos a todos; al fin y al cabo, al fallecer, todos terminamos en el mismo lugar. La aparición de la hija del alcalde es otro de esos momentos mágicos, en el que parece que el tiempo se detuviese para que, uno a uno, todos los hombres que conforman la comitiva, puedan contemplar por un instante la belleza suprema y queden absortos cuando la sienten cerca.

No hay un protagonista que acapare todo el desarrollo de la historia: Muhammet Uzuner (el doctor) es quien cierra la película y parece soportar el mayor peso de todos, aunque en un principio aparece más como espectador que como personaje que acapare la atención; Yilmaz Erdogan es quien, con un personaje de jefe de policía cargado de responsabilidad y de humanidad, nos introduce en la historia a la vez que presenta su conflicto con el asesino confeso (Firat Tanis), el cual, pese a haberle dicho en el interrogatorio que le indicaría el lugar en el que se encuentra el cuerpo, no termina de señalar el sitio exacto, alargando casi interminablemente la búsqueda. Por último, el personaje del fiscal, interpretado por Taner Birsel, tiene un desarrollo interesantísimo, que comienza pareciendo dominar toda la situación y termina desvelando su parte más humana

 

Pese a que el transcurso de la narración no tenga una velocidad “hollywoodiense”, las mentes más deseosas de descubrir pequeñas maravillas en el cuidado guión y los espectadores más activos a la hora de poner de su parte para construir los vacíos que deja este director, lograrán disfrutar de este largometraje como lo que es, un trabajo reposado y delicioso.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas