Hay días que se despierta ella y me llama para que vaya a buscarla. Y otros días, que me despierto yo antes que ella, pero igualmente voy a buscarla. Desayuna a oscuras. La cambio de lado, y me busca. Y cuando acaba, elige una postura y duerme un ratito más.
Esta mañana, su padre ha estado haciéndole cosquillas con la boca en la mejilla y en el cuello. Ella, con los ojos cerrados sonreía sin cesar. Y hasta ha soltado un par de carcajadas. Le gusta el juego desde por la mañana.
Este momento ha sido especial. Ella tranquila y sonriente, y el padre todo mimoso con ella.
Al ratito la he despertado, la he llevado dormida al baño para lavarle el culete, y ella, todavía con los ojos cerrados (pero despierta), se abraza a mí y me golpecitos en la espalda como queriendo darme los buenos días. Estos son los momentos que no quiero olvidar nunca.