Erase una vez un lago con un volcán………

Por Mariojj75


……. Y dentro del volcán había un lago. Así es como los locales definen el Volcan Taal. Desde luego ha sido una de las excursiones más interesantes que hemos hecho hasta ahora por Filipinas.

Al llegar te encuentras con un lago enorme y en el medio, desafiante, el Volcan Taal. Este volcán es uno de los más estudiados por los vulcanólogos de todo el mundo debido a sus peculiares características. Si alguien se pregunta si está activo, la respuesta es sí. Vivito y coleando.
Llegamos a un resort regentado por una simpática pareja de australianos. Ellos serían los encargados de organizar nuestro ascenso al cráter del mítico volcán. Lo primero era atravesar el majestuoso lago, para ello íbamos a usar una especia de barca motorizada de dudosa fiabilidad. Al montarnos en nuestro velero como aquel pirata el temido, el “capitán” de la nave nos aconsejó ponernos una especie de chubasquero. ¿Para qué? Pensamos. Total, por un poco de agua. ¿Un poco? Aquello corría como un fueraborda y además el lago estaba un “poquito” picado. Nos salía agua hasta de las orejas, pero fue divertidísimo.
Por fin llegamos al volcán. Ahora una especie de caballos nos llevarían por las empinadas y rocosas cuestas hasta la cima. Y digo especie de caballos pues eran unos jamelgos que en España no habrían pasado ni por mulas famélicas. A lomos de mi rocín me acompañaba un niño que hacía las veces de guía. La ascensión fue difícil y el camino duro. Además, siempre tenía la sensación de que mi cuadrúpedo iba a decir “basta” y sería yo el que tendría que cargar con él. Pero realmente llegar a la cumbre merece la pena. Unas vistas espectaculares nos esperan, el cráter es inmenso y está lleno de agua. Se pueden ver los vapores del volcán escapar de entre las grietas como un tigre rugiendo en una gélida mañana. A lo lejos, decenas de pequeñas islas arropadas por densa selva contemplan impertérritas el paso del tiempo. Y fue en ese momento, ante ese paisaje que invitaba a la meditación cuando una gran verdad me fue revelada: Coca Cola llega a todos los lados. Sí, había puestos que vendían refrescos y camisetas: “Estuve en la cima del volcán Taal y me tomé una Coca Cola”. Creedme, si hay un sitio que pueda ser considerado el culo del mundo ese es la cima del volcán Taal en Filipinas.
Ahora nos tocaba el camino de vuelta, le dije a Marisa que si no le importaba que me adelantara un poco. Así que comencé a galopar raudo y veloz. Mi joven guía me recomendó que no corriera tanto a lo cual contesté, no sé muy bien por qué, “Calm Dow, Relax”. Las empinadas cuestas de la subida se convirtieron en vertiginosas y traicioneras rampas. Me di cuenta de que, efectivamente, aquello era algo peligroso e intente frenar. No hubo manera, mi rocinante amigo hacía tiempo que había perdido el control de su cuerpo y ahora era la gravedad la que llevaba las riendas. Así que tenía dos opciones, o frenar a lo Pedro Picapiedra o esperar a llegar a un llano. Pero toda situación siempre puede empeorar: Un grupo de extranjeros, que estaban subiendo, me avisaban al grito de “Beware!” de que inexorablemente nos íbamos a encontrar en un angosto pasadizo por el que no cabían dos caballos. Fue entonces cuando mi aventurera alma de Indiana Jones improvisó un plan B que no podía fallar: Cerrar los ojos y apretar los dientes. Pues no sé cómo, pero funcionó. Me di cuenta de que el peligro había pasado cuando los gritos de “Beware” se convirtieron en insultos que se perdían por mi espalda. Incluso juraría que me tiraron piedras…..
Por fin llegamos a una meseta. A mi joven acompañante no le tuvo que hacer ni pizca de gracia lo sucedido, pues se bajo y se fue sin decir esta boca es mía. Así que, me baje de mi montura y até el caballo a un árbol en espera de que llegará Marisa. Y aquí acabó mi equina aventura.
El descenso de Marisa fue mucho más tranquilo. Su joven guía compartió con ella las típicas tradiciones filipinas, es decir, que no dejo de pedirla dinero durante todo el camino…….

Mario Jiménez.