Érase una vez un referéndum…

Publicado el 29 mayo 2017 por Msnoferini

La fecha y la pregunta a formular en el referéndum, donde se ha de decidir la separación o no de Catalunya respecto del estado Español, se retrasa. Parece que “el procés” se eterniza, llenando aún más páginas y minutos en diarios e informativos, y produciendo con ello un profundo cansancio entre los catalanes, en un amplio sentido por uno u otro motivo.

Algunos estamos muy cansados del hecho ser testigos de como el referéndum se ha acabado convirtiendo en el eje central de la lucha de buena parte de los partidos políticos catalanes y de la sociedad civil, dejando en un segundo plano la complicada situación que han vivido y siguen viviendo no pocas personas de este país en este largo periodo de crisis, y la búsqueda de soluciones a sus problemas. Entiendo que “el procés”, para algunos, se ha convertido en una perfecta cortina de humo para tapar y dejar en el olvido ciertas responsabilidades de sus gobiernos, y seguramente en causa de una profunda fractura o división entre los propios catalanes, que ha impedido crear un frente común en la lucha contra el centralismo de quienes se creen en el derecho de despreciar las instituciones catalanas, burlarse de la democracia y justificar sus decisiones al amparo de su cruzada por la unidad de la patria.

Seguramente si el proceso en la legítima búsqueda del derecho a la autodeterminación hubiera podido dejarse en stand by, buscando con ello tejer alianzas con otros partidos que permitieran modificar la legislación para convertirlo en una realidad y no dar argumentos a quienes han convertido al independentismo catalán y la desmembración de la tan cansina unidad de España en la “piedra clave” sobre la que han sustentado su continuidad en el poder, el proceso hacia la autodeterminación y el desenlace de este hubieran podido estar más cerca de lo que lo está a día de hoy.

No es de extrañar que a estas alturas seamos mayoría los catalanes que deseamos que se convoque un referéndum vinculante de una vez y poder pasar página, sea para conseguir la tan ansiada emancipación del estado o para olvidarnos durante un tiempo del tema, sin que eso quiera decir aceptar la continuidad de la actual concepción de estado que tenemos.

Si se pierde un poco de tiempo en intentar conocer la historia de esa porción de tierra que llamamos Catalunya, lo que ha contribuido en el desarrollo de todo el país, sus diferencias culturales y lingüísticas respecto al resto del estado, y se reconoce el legítimo derecho de cualquier territorio a decidir libremente su futuro, como se ha hecho en otras partes de este ancho mundo, no tiene sentido negarse en banda a negar ese derecho a los catalanes o a cualquier otro pueblo del estado. Pero claro a quienes criticaban el nacionalismo catalán y promovían otro tipo de nacionalismo centrípeto (unionista) y algo arcaico les venía muy bien, pues al final de cuentas los nacionalismos centrípetos y centrífugos se retroalimentan y se necesitan para existir. No olvidemos que la mejor manera para cohesionar un territorio y poner fin a sentimientos independentistas y/o nacionalistas es simple y llanamente reconocer, respetar y valorar las diferencias o idiosincrasia de nuestros hermanos o vecinos y trabajar con ellos codo con codo en la búsqueda del beneficio mutuo; algo que en España, sobre todo en los últimos años, no se ha hecho (sobre todo si no te necesitan para aprobar presupuestos o mantenerse en el poder).

Y ya puestos en materia me gustaría plantear la principal duda que me viene a la cabeza al respecto de este proceso que sí o sí será unilateral. Viendo como tras las elecciones al Parlament de Catalunya del 27S de 2015 hubo quien reconociendo la victoria de los partidos independentistas dio por perdido el sentido plebiscitario de apoyo al proceso, al no haber obtenido dichos partidos la mayoría de los votos emitidos, aunque dicha declaración y lectura de los resultados cayera en el olvido a los pocos días para querer hacernos entender que “el procés” continuaba por ser suficiente la mayoría parlamentaria para justificar la voluntad de los catalanes, ahora me pregunto: ¿Será suficiente para declarar unilateralmente la independencia que en el referéndum el SÍ obtenga mayoría aunque los votantes del NO se abstengan de acudir a votar, por considerar el proceso ilegítimo, y los votantes del SÍ no lleguen a la mitad del censo electoral catalán (+5,5 millones de personas)?

Muchas dudas sobre cómo se hará, sobre qué nos conviene a los catalanes, como actuará la apisonadora del estado, qué sucederá al día siguiente, etcétera. Lo único que sé seguro es que pase lo que pase los ricos continuarán siendo ricos y haciendo buenos negocios en Catalunya, España y donde se tercie; los pobres seguirán siendo pobres; y que es probable que una vez más se cumpla con esa máxima “lampedusiana” de buscar “cambiarlo todo, para no cambiar nada”.

MSNoferini