Ahora, nos lo devuelven con creces gracias a esta reforma, disco solicitado de la patronal, aunque muchos de ellos enfilen el camino de la oficina más próxima del Inem a partir del lunes. Pero allí estarán poco tiempo, el justo para poder ser contratados por la agradecida e interesada empresa privada de turno. Y es que cuando uno se mueve en según qué niveles, el paro es una estadística, un estado ajeno que, al igual que con las grandes desgracias, sólo les ocurre a los demás. Algunos, no quiero generalizar, volverán a sus quehaceres anteriores si los tenían y otros descubrirán nuevos mundos, paralelos a éste, que habían intuido en sus años pasados de poder y contactos. Es cuestión de empezar a recoger lo sembrado y ponerse en valor. Como en todo, hay parados de primera, que no notarán diferencia aun perdiendo su coche oficial, de segunda y luego están casi cinco millones.