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-¿No quiere usted luchar contra Adolfo Hitler?
-Pues no, la verdad, prefiero que sean otros.
-Es usted un cobarde.
-Sí, claro que lo soy. No es que me importe mucho matar a un hombre, pero no me gusta dormir en barracones con un montón de tíos roncando y luego me despierte un idiota a cornetazos, y no me gusta llevar esas cochambrosas camisas color aceituna que pican muchísimo. Soy de piel muy sensible.
-Me alegro de que tenga usted algo sensible.
-Yo también, pero ojalá que no fuese la piel.
-Quizá debiese usted escribir con la piel.
-Quizá debiese usted escribir con el chocho.
Si bien estos cuentos no poseen una temática común sí tienen unos elementos que se presentan en casi todas las piezas. El humor negro, la ironía, el sexo, el alcohol, las drogas… aderezan unas historias tristes, duras y desgarradoras (más por el tono con el que las trata Bukowski que por la historia en sí) que el autor transmite con un estilo crudo y directo.
Henry Charles Bukowski
Ésta era mi toma de contacto con la obra de Bukowski y, pese a mi escepticismo inicial, no me ha defraudado. Aunque algunas historias me han resultado un poco flojas o me han dejado bastante frío (Doce monos voladores que no querían fornicar adecuadamente, por ejemplo) en general me ha entusiasmado. Impacta ver cómo, con esa prosa cargada de una grotesca ironía que hace saltar más de una carcajada, logra transmitir un vacío y una amargura sobrecogedora, en la que se refleja el profundo nihilismo de Bukowski frente a una sociedad podrida en la que todo se basa en lo rutinario, en trabajar para conseguir dinero y gastarlo. La única evasión que nos queda es el alcohol, las drogas y el sexo, pero éstos también valen dinero y acaban por convertirse en otra pieza más de la rutina, de una vida sin ningún objetivo más lejano que el de acabar el día (y si puede ser, y me permiten la expresión, bien follado, y borracho).
Corta y fácil de leer, Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, es una genial primera toma de contacto con la obra de uno de esos autores que hay que leer, y seguro que no será la última. Próxima parada: La máquina de follar.