Por definición somos responsables de nuestros actos, tanto moral como jurídicamente. Pero es importante saber cuanta responsabilidad tenemos en lo que nos sucede. Y pienso que controlar todo lo que nos sucede es complicado.
La RAE define la responsabilidad como: “Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”. Según esta definición estamos aceptando las consecuencias que s producen a consecuencia de actos que nosotros hemos realizado en liberad. Lo primeo que hemos de asumir en esta definición, es que nuestra libertad no es total. Ya que desde pequeños hemos sido condicionados a pensar de una determinada manera. Y además parte de nuestro funcionamiento mental, de nuestros impulsos y deseos opera a nivel inconsciente y también a nivel biológico. Por lo que operamos con la libertad que nuestra propia configuración nos permite. Y es la que tenemos que dar por válida porque no tenemos otra.
Pero si queremos actuar menos condicionados por el entorno, tenemos que trabajar en ello. Ampliar la mente es una del las mejores formas. Cuando tenemos más información, cuando podemos desafiar nuestras creencias podemos llegar a conectar más éticos y universales que permitirán unas decisiones que serán aplicables en más casos. Acertar nunca está asegurado, pero si contamos una mujer y más amplia base de decisión la probabilidad de que consigamos nuestros propósitos será mayor.
Por lo tanto, somos responsables de nuestros actos a todos los efectos. Y si cometemos un error, será nuestro deber repararlo del modo más adecuado en cada caso. Pero otra cosa muy importante es pensar que somos responsables de lo que nos sucede. Para ser responsables de lo que nos sucede deberíamos ser capaces de controlar nuestro entorno. Y eso no es posible aunque algunas personas se empeñen en creer que sí. Existen muchos comportamientos para intentar controlar el entorno y lo que en él nos sucede.
Existen acontecimientos que suceden por azar o lo que otros llamarían destino. Sea una cosa u otra nuestra responsabilidad en ellos es muy limitada. Pueden ser cosas positivas o negativas, pero no dependen de nuestros actos.
Por ejemplo: yo puedo ser amable con una persona, pero a pesar de eso es posible que le caiga mal y poco podré hacer yo para evitarlo. O puedo ser una gran trabajadora, pero mi empresa entra en pérdidas y me voy a la calle. No tiene sentido culpabilizarse por esas cosas.
La dificultad es saber en qué estamos influyendo y en qué no. Si por ejemplo,he tratado con amabilidad a alguien y a pesar de eso le caigo mal, acepto que a partir de ahí ya no es mi responsabilidad mía y me quedo tranquila.
Se trata de aprender a moverse entre la pasividad y el esfuerzo excesivo. De reconocer cuando un acto mío va a tener una consecuencia y cuando el resultado va a depender de muchos otros factores. Y aplicar el mismo criterio con los demás. Vivimos en una sociedad individual que tiende a atribuir toda responsabilidad a a la persona, tanto en el éxito logrado como en el fracaso. Y es responsable en cierta medida, PERO NO EN TODO. Porque además no todo el mundo nace con las mismas opciones y posibilidades, por lo que la igualdad de oportunidades, no es del todo cierta.
Hay personas que para conseguir algo en la vida, tienen muchas barreras para prosperar por lo que es más fácil que tropiecen en alguna de ellas. Por eso, hay que saber cuánto ha sido consecuencia de malas elecciones en el pasado cuánto a casusas externas.
¿Y tú cuánta responsabilidad crees que tienes en todo lo que te sucede? ¿Crees que puedes aplicar esta idea al trabajo, en tu vida diaria? ¿Cómo?