Tiene que ser esta vez. Es una mezcla de tantos sentimientos tan solo al escuchar su voz. Porque no es solo su voz, es la forma con la que las palabras salen de su boca. O quizás como éstas se introyectan dentro de mí tan sutilmente, tan natural como el suspirar.
Es su sonrisa. Una sonrisa que para el corazón, la razón, la tristeza, la preocupación, la incertidumbre. Incluso la soledad. La sonrisa que para mi mundo.
Son sus ojos: oscuros, profundos, misteriosos, … Pero que desprenden la luz mas reconfortadora que jamás pude ver antes.
El lenguaje de su cuerpo. Es el idioma más puro y sincero con el que me han podido hablar. Es suave y cálido, auténtico y sensual. Es tornado y calma a la vez.
Y es que, ¿cómo lo hizo? No lo sé, y es que esta es la incertidumbre más bonita de mi vida ahora mismo. Da igual. Porque estoy enganchada a su ingenio, su inteligente, su forma de afrontar la vida, a su pasado, su presente, a sus miedos, alegrías, preocupaciones, …
Me complementa de una forma inusual. Hace que dos mil kilómetros sean dos centímetros. Es un mago en hacerlo todo fácil. Tiene el poder de hacerme sonreír, reír. Pone el sol en los días más grises. Me transporta al lugar más paradisíaco, que desde aquel día, es cualquier lugar donde esté su presencia, su esencia. Esencia de compañero, amigo, familia.
Es él. Eres tu. Y esto sólo acaba de empezar. Quiero acompañarte en esta loca aventura que es la vida. Déjame conocerte, entenderte, aconsejarte. Déjame quererte y quiéreme como nunca antes lo hayas hecho. Porque eres tu. Porque soy yo. Porque nunca un “nosotros” ha sonado tan verdadero como este.
Porque ya no es tu sonrisa, es la que dibujas en mi. No es tu mirada, es con la que yo te miro. No son tus gestos, son los míos cuando intento expresar lo que me haces sentir…