

Yo, personalmente, tiendo mucho a esta rumiación psicológica, y puedo dar fe de sus tremendos efectos contaminantes y depresivos. Comenzamos bien el día hasta que recordamos "ese" hecho que nos molestó tanto ayer, hace una semana o hace un año o más, el tiempo no es importante, y comenzamos a revivirlo y a recordar todo lo que sentimos, escuchamos o dijimos al respecto. Nos renacen las ganas de haber hecho o dicho esto o lo otro, y sentimos nuevamente la impotencia de lo que no llegamos a hacer o decir.
¿Qué se gana rumiando los problemas?
Supuestamente, a nadie le gusta sentirse mal (preocupado, molesto, angustiado), sin embargo, dije "supuestamente" porque no siempre es así. Muchas veces obtenemos una "recompensa" al regenerar o recrear esos pensamientos negativos, que inconcientemente nos aportan algo que consideramos de valor. Repasemos y veamos que puede haber para nosotros en esta cajita de Pandora:
- Sensación de ser víctima. Eso no debería ser bueno para nadie, pero tal vez en la lejana infancia nos fue bien cuando algo nos pasó (nos hicieron algo) y la experiencia fue muy gratificante, lo que nos hace buscar ser víctimas nuevamente, sin poder reflexionar sobre e hecho de que ahora somos adultos y debemos buscar gratificación por otros medios, saludables y maduros.
- Autocompasión. Muy relacionado con el anterior, permite desarrollar todo un discurso en el que reforzamos nuestra vulnerabilidad ante un mundo hostil y agresivo. A veces las madres repetimos cantaletas como "ese es malo, hijito, pero yo ya lo voy a castigar para que no te vuelva a molestar, pobrecito mi bebé". Ideas como esa, repetidas por mucho tiempo, generan la necesidad de sentirnos indefensos para poder autocompadecernos y así recrear la sensación de nuestra niñez.
- Ayuda gratis. ¡Sí! Conozco muchas personas que después de estar dándole y dándole a problemas que debieran superar y dejar de lado, terminan logrando que alguien intervenga en su auxilio (aunque sea para que dejen de fastidiar) pero, al fin y al cabo, consiguen ayuda.
de hecho, una curiosidad sobre los animales que rumian, es la atracción intensa que tienen por objetos no comestibles (plástico, papel, latas, etc.) y cuyo consumo les causa serios riesgos de salud. Lo mismo nos pasa a los "rumiantes de problemas", que pudiendo ir hacia la salud y la felicidad, nos empeñamos en repasar una y otra vez lo negativo que hemos vivido, alterando nuestro equilibrio para contaminarlo. ¡No lo hagamos más!
bienestar, por lo que debiéramos reflexionar seriamente en la necesidad de hacer cambios... YA.
Por ser una víctima de la rumiación, y porque tal vez a usted le suceda lo mismo, comparto las sugerencias que el mismo artículo nos ofrece al respecto.
Cómo ganar la batalla en 4 pasos:
- Reconoce que te hace daño. Si lo piensas con sinceridad, verás que es un hábito que te proporciona poco beneficio para lo mucho que te estresa o angustia. ¿verdad que sí? nada mejor que librarnos de lastres y salir a disfrutar la vida. siempre tendremos problemas, pero al menos, que no sean gratuitos y absurdos.
- Identifica la voz crítica interior cuando te habla. ¿Cuándo empiezas a atacarte?, ¿es cuando vas a dar una charla en público?, ¿cuándo vas a hablar con la persona que te gusta? Esto te ayudará a reconocer los escenarios en los que más te criticas, podrás estar alerta porque sabrás cuando es más probable que aparezcan éstas voces. Incluso, estarás mejor equipado para ignorarlas.
- Cero tolerancia con lo que te diga esa voz. Cada vez que aparezca el pensamiento, páralo. Parece el paso más sencillo, pero será un gran desafío. Las técnicas de parada de pensamiento e incluso de distracción de pensamiento derrotan al enemigo. Yo prefiero focalizar mi atención de inmediato en cualquier cosa que me permita salir del círculo vicioso. también me es útil empezar a cantar, pues, finalmente logra lo mismo: distraerme de esa actitud.
- Ponte en acción. realizar una actividad física intensa afecta tu química interior y favorece la segregación de sustancias que te afectan positivamente en el estado de ánimo. Sal a caminar, ponte a bailar, da unas vueltas en bicicleta, o lo que sea que puedas hacer que te ayude y te agrade. Generalmente luego de una actividad intensa podrás enfocarte en otras cosas positivas y continuar con tu día.