Situada en el cerro del mismo nombre, domina el pueblo desde el este y se encuentra muy cerca del castillo de Guadamur.
Es de estilo mudéjar temprano (siglos XIII-XIV).
En la villa existía la tradición de una remota aparición milagrosa. La mención más antigua del culto en la ermita data de 1611.
El cuadro actual ha sufrido constantes restauraciones y retoques a lo largo de su historia, de manera que queda muy lejos del original, que a su vez sería copia de otra pintura o de algún mosaico.
Y en el altar se conservan relieves y columnas visigodas. Del ábside cuelgan coronas visigodas, parte del famoso tesoro de Guarrazar, que también guarda otras de sus piezas en la iglesia de Santa María Magdalena
Otro aspecto interesante es su ventana, realizada con ladrillo, donde la aspillera es rodeada por un arco túmido y por fuera otro mayor de herradura, todo recuadrado por alfiz.
La cúpula de ladrillo se acopla al medio punto del arco toral de la nave, solución rarísima y de técnica rudimentaria, por aproximación de hiladas. La última reconstrucción es de 1976.
Del techo del ábside penden hoy sobre el altar las reproducciones de las coronas visigóticas del tesoro de Guarrazar, hallado en Guadamur en 1858.
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