Cuando pasas Bakio hay que ir con cuidado de no pasarse la entrada, pues no hay ningún cartel, la única referencia es un restaurante a mano izquierda (desde donde también se puede emprender camino) y un poco mas adelante un parking-mirador que queda a tu mano izquierda. El coche se puede dejar ahi o unos 200 metros mas abajo, luego hay que recorrer un camino de unos dos kilómetros hasta llegar al puente. Hace unos años se podía llegar hasta el mismo puente con el coche pero ahora, afortunadamente, lo han limitado y el que quiera llegar hasta alli...que pasee un poquito, y la verdad es que merece la pena, porque las vistas de la ermita desde todo el recorrido son una pasada.
Tuvimos suerte y cuando llegamos no había mucha gente, ya era tarde y la mayoría emprendía el camino de regreso...hasta nos cruzamos con una parejita de recién casados que imaginamos volvían de pedir sus desesos (dicen que si pides un deseo y tocas trece veces la campana de la ermita se cumplen....). ¡La verdad es que le echaron ganas¡
Dice la leyenda que San Juan desembarcó en Bermeo y dando tres pasos (que quedaron grabados en cuatro piedras del camino), llegó a la ermita. La primera pisada se encuentra en el casco urbano de Bermeo, la segunda en el barrio de Arene, justo antes de llegar a la fuente, y la tercera se ha recolocado en el último escalón de acceso a la ermita, y para respetar la leyenda de los tres pasos una cuarta huella se ha colocado en la carretera que va de Bermeo a Bakio.
La primera vez que se nombra esta ermita es en el año 1.053 y se cree que tiene un origen templario.
Antes de empezar la subida....
A medida que íbamos subiendo las vistas eran cada vez mas impresionantes. En esta foto se ve perfectamente el puente y el camino de bajada hasta el comienzo de la escalinata. A mitad de camino....
Creo recordar que en esta ermita se casó una famosa presentadora de televisión...sus invitadas tuvieron que estar contentas de subir por aqui con los tacones..jajajajajaja
La ermita en si es muy sencilla, de planta rectangular, con un pequeño porche y el campanario, ¡que no dejaba de sonar¡ lo mejor...¡las vistas¡
Por supuesto nosotros tambien tocamos la campana..y pedimos nuestro deseo.
Mereció la pena el desvío ¿verdad?