Conocido como Pop Stoneman, el protagonista de hoy nació en Virginia en 1893. De niño se quedó huérfano de madre y creció con su padre y sus primos, quienes le introdujeron en el mundo de la música. Se casó joven y tuvo 23 hijos, diez de los cuales morirían durante la niñez.
La decisión final de lanzarse de cabeza al country, que estaba despegando en ese momento, la tomó tras escuchar un disco de Henry Whitter, pionero del hillbilly. Se dijo que él lo podía hacer mucho mejor y empezó a grabar con Okeh Records.
En 1927 tuvo un papel prominente colaborando con Ralph Peer en las grabaciones de Bristol –Tennessee– (aquí podéis ver la entrada que dediqué a las citadas sesiones). A partir de ese año, trabajó con su grupo The Dixie Mountaineers, y, aunque a finales de los 20 sus grabaciones le reportaban pingües beneficios, la Gran Depresión le hizo perder casi por completo su fortuna, todo un dilema si consideramos su numerosa familia.
Su carrera resurgió en los 40. A finales de esa década formó un grupo con sus hijos, The Blue Grass Champs, y, cuando colgó las botas, estos siguieron su estela como The Stonemans y se trasladaron a Nashville en 1965. Tres años después moría Pop, miembro, a título póstumo, del Salón de la Fama de la música country desde 2008.
Escuchemos una de sus últimas grabaciones, I’m Alone, All Alone (1965), una canción góspel con una letra muy sencilla que dice: “Estoy totalmente solo en este mundo. No tengo padre –madre, hermana, hermano, novia– en este mundo. Llévame a casa, querido Salvador, llévame a casa”.
Otro ejemplo de góspel grabado por Stoneman es Hallelujah Side, que podemos escuchar en sendos recopilatorios, Masters of Old Time Country Autoharp (2006) y Classic Southern Gospel (2009). Siguiendo la tradición, nos presenta a un pecador que, gracias a la misericordia del Señor, es salvado. Ahora está contento porque vive “en el lado del aleluya” y ni por todos los millones dorados de la tierra dejaría ese lugar.