Hay muchas formas de estar sola y sólo una de aceptar la soledad, dicen varios poetas por ahí y por aquí. Quizá no sea verdad o quizá sea la única. O puede más aún que la vida sea una escalera y que, como canta Extremoduro, vayamos subiendo de escalón en escalón convencidos de que la verdad está en el tejado esperándonos.
Hay muchas formas de equivocarse y sólo una de acertar, dice Aristóteles en algún lugar. Quizá la vida no sea más que un pasar de error en error. Quizá no sea más que errar entre las mudas soledades. Y mudarse una y otra vez, consumidos por el anhelo de llegar a la morada eterna.
Hay muchas formas de estar sola y sólo una de aceptar la soledad, dicen varios poetas por ahí y por aquí. Quizá no sea verdad o quizá sea la única. O puede más aún que la vida sea una escalera y que, como canta Extremoduro, vayamos subiendo de escalón en escalón convencidos de que la verdad está en el tejado esperándonos.
Hay muchas formas de estar sola y sólo una de aceptar la soledad, dicen varios poetas por ahí y por aquí. Quizá no sea verdad o quizá sea la única. O puede más aún que la vida sea una escalera y que, como canta Extremoduro, vayamos subiendo de escalón en escalón convencidos de que la verdad está en el tejado esperándonos.