Imagino que no soy el único papá sin una maestría de especialización en cómo hacer las cosas con una hija, que trata y muestra interés pero que termina peor que trapeador de piso, que no tiene los genes preparados y que simplemente trata de hacer la diferencia. Sé que muchas veces he tratado de quitar cintura, de hacerme el loco, peor, aunque esté desecho después de un asqueroso día de trabajo, tengo que llegar a casa a seguir haciendo más cosas, esperar que mi hija se duerma para poder hacer otros trabajos, tareas de los cursos que estoy estudiando o corregir exámenes, es la de terminar a las dos de la madrugada y dormir solo seis horas o menos. Esa es la vida del artista que he decidido llevar desde el momento en que decidimos tener un hijo, y eso que recién tengo algo menos de tres años de experiencia en estos menesteres y se muy en el fondo que tengo para unos 15 años más, con suerte, para jubilarme y vivir de mis logros como padre abnegado y agotado.
Últimamente sólo quiero dormir y descansar, pero no se puede, el agotamiento me está pasando factura, pero yo sé que Mary está más cansada que yo y hay que darle una mano, o las dos, o todo el cuerpo, hay que compartir el pesojuntos, por algo somos pareja, por algo decidimos formar una familia. Yo elegí este camino y no lo elegí solo, somos dos los actores principales en este largometraje llamado vida, con muchos más actores secundarios y de reparto, ¿sin ellos que sería de nosotros?, tal vez estaríamos peor, sin embargo, aquí andamos dando lo mejor que podemos, sólo con la consigna de lograr que nuestra pequeña tenga lo mejor que podemos brindarle.
En resumidas cuentas, todos nos podemos equivocar, no somos perfectos, sólo debemos aprender de los golpes y de las caídas, pararnos y continuar por nuestro camino juntos.