La falta de madurez política en nuestra sociedad es un mal que está realmente arraigado. Esta falta de madurez emerge por todos lados, desde que falla lo que se llama la “acountability” o el dar cuenta de, porqué ni leemos los programas, ni tampoco es que castiguemos electoralmente a quien no aplica el programa por el que se presenta. Eso sí, nos descreemos de la política y seguimos atacando y debilitando las instituciones intermedias (asociaciones, municipios, sindicatos, políticos de rango intermedio, etc..) que son las que realmente más “dan cuenta” de lo que hacen y están más en la trinchera diaria.
Otra forma de mostrarlo es un clásico que existe en la discusión política entre personas que no forman parte de una organización política, y las que sí lo forman. Siempre existe el argumento de “los tuyos han hecho esto” y por tanto tú eres responsable de ello.
El argumento es falaz, cuando debatimos sobre política estamos debatiendo con una persona, no con una organización, y a menos que sea un alto responsable o el portavoz (y por tanto con la responsabilidad de dar la cara por las decisiones de su organización) o que en ese momento esa persona esté ejerciendo de representante de la organización y no como ciudadano, esa persona solo será responsable de lo que haya decidido, codecidido, y de sus propias opiniones y argumentos.
Este argumento me lo han tirado a la cara cientos de veces. Sin saber, que en más de una ocasión, lo que me echan a la cara, es algo que ya he criticado tanto interna como externamente. Es un absurdo, puesto que mata el debate político y no permite avanzar a puntos de encuentro, evita la argumentación racional. Es una nueva forma de argumento ad-hominem, “si eres afiliado al PSC, entonces eres herededero de todos y cada uno de sus errores y decisiones”.
Forma parte de la falta de madurez de los que no son miembros de organizaciones políticas, que creen que estas son monolíticas, y que militar significa estar de acuerdo con la mayoría de decisiones, y forma parte de la falta de madurez de los que militamos que pretendemos mostrar al exterior una organización sin fisuras, sin opiniones discrepantes, y es más en muchas ocasiones nos mostramos como verdaderos fanboys acríticos.
Pero que en general, es un error tratar de argumentar así. Aunque sorprenda, hay quienes militamos en organizaciones políticas que lo hacemos desde un planteamiento bastante racional. En mi caso, yo considero que la socialdemocracia capitalista es la forma de organizar lo público y la estructura ideológica que ha construido las instituciones y leyes que más altas cotas de libertad personal nos han garantizado a la vez que ha combatido de forma bastante eficiente las desigualdades sociales. En Catalunya, el partido que más o menos pretende ocupar ese espacio es el PSC, no puedo militar en ICV, porqué a pesar que algún socialdemócrata hay por ahí dentro, su proyecto no es construir una organización política que defienda la socialdemocracia capitalista (si mis críticas actuales es que el PSC y el PSOE tienen un discurso poco socialdemócrata y aparentemente muy “izquierdista”, en ICV pinto muy poco), ni tampoco en ERC, porqué a pesar que seguramente son más socialdemócratas que otra cosa, mi proyecto político no pasa por construir una Catalunya independiente (aunque haya abandonado el federalismo, mi independentismo es más sociológico, no ideológico), y menos aún en otras organizaciones políticas.
Y creo que es bueno que haya partidos políticos fuertes por diversos motivos que no argumentaré, aunque en parte es importante que haya instituciones políticas, formales e informales, que doten a la sociedad de herramientas que refuercen la democracia. Por tanto milito en el PSC, no en ICV, o en Ciutadans, o en cualquier otra organización, y ejerzo mi militancia política entre otros lugares en un partido, incluso ejerciendo algunas responsabilidades de orden menor. A pesar de ello hay cientos de decisiones que se han tomado, la mayoría sin que haya podido participar de forma directa o indirecta (y no, los actos vindicativos, no son una forma de participar), con los que discrepo de forma clara y abierta.
Por tanto, si quieres tener una discusión racional conmigo, no me sueltes lo de “tú y tu partido habéis hecho esto y lo otro..”, hazme responsable de aquello que yo haga o defienda, no de lo que hagan unas siglas, ya que es circunstancial que yo milite en esa organización, y sí, hay personas que lo hacemos de forma crítica, racional y no solo como si fuera un club en el que volcamos nuestra afición.
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