Uno de los motivos más comunes para los proyectos nuevos de emprendimiento es la venta de productos o servicios y, detrás de ellos, vienen las actividades sin fines de lucro que suelen ser de actividades parecidas.
Cuando decidimos emprender, partimos de una idea que generalmente teníamos analizada desde hace tiempo.
© Fotos de Stocklib
Esa idea es la que se convierte en nuestro producto o en el servicio que queremos vender y nos esforzamos en desarrollarla lo mejor posible.
Además, le creamos una imagen y un conjunto de argumentos para convencer a los futuros clientes para adquirirlos.
Este argumento es lo mejor que tenemos y lo complementamos con una imagen ideal y un marketing que facilite el camino.
Pero pronto pueden comenzar los problemas de los que ningún emprendedor se salva. Al principio, hemos podido convencer a muchos clientes pero el inicio es siempre difícil y tendemos a caer en el cuestionamiento de nuestro argumento de venta.
En vista de que nos oímos todo el tiempo repitiendo lo mismo, comenzamos a perder la fe en lo que cuidadosamente hemos pensado para convencer a los clientes.
Esto lleva a otro error grave que es el dar por hecho que el cliente ya tiene previamente información sobre nuestro producto.
La consecuencia de esto es la transformación de nuestro argumento de ventas perfectamente ideado en uno incompleto que seguro nos hará perder clientes potenciales.
La solución es tener fe en aquel argumento que tan cuidadosamente hemos formulado. Obviar el aburrimiento que nos causa oírnos constantemente es importante, pero más aún es el de dejar de pensar que el cliente ya conoce nuestro producto.
Siempre hay que asumir que es la primera vez que escuchan hablar sobre lo que queremos vender. La intención debe ser siempre la de creer en el producto que hemos creado con esfuerzo y dedicación.
Este articulo Errores comunes cometidos en la venta de tu producto aparece en El arte del coaching.