En esta, bautizada como X-Class Flare, se puede ver la erupción solar del pasado día 14 de Febrero.
Se trata de una erupción de clase X, a la que pertenecen las más potentes, suficiente para saturar momentáneamente los sensores de la SDO, de ahí la línea vertical blanca.
Las erupciones solares entran en las categorías A, B, C, M y X dependiendo del máximo del flujo de rayos X en la longitud de onda de 100 a 800 picómetros, medidos en vatios por metro cuadrado, captados por los satélites GOES en las proximidades de la Tierra.
Las de categoría M y X pueden causar efectos perceptibles en la Tierra y en el espacio que la rodea, como son las auroras, que se verán en latitudes tanto más bajas cuanto más potente sea el efecto de la erupción solar, problemas en las comunicaciones por radio, y fallos intermitentes o definitivos en la electrónica de los satélites artificiales y naves espaciales.
Las más fuertes pueden tener efectos espectaculares, como por ejemplo la tormenta solar de 1859, la más potente de la que tenemos constancia, que provocó auroras visibles hasta en el Caribe y cortocircuitos en las instalaciones telegráficas, que llegaron incluso a incendiarse o a transmitir señales aún cuando habían sido desconectadas de sus fuentes de alimentación.
Un peligro añadido de las erupciones solares es que las más potentes pueden venir acompañadas por eyecciones de masa coronal del Sol, aunque no está demostrado que unas provoquen las otras. Estas consisten de plasma formado básicamente por electrones y protones, y suponen un grave peligro de irradiación para los astronautas que estén en órbita si la eyección viene hacia la Tierra, que es cuando se produce una tormenta geomagnética.
Es el caso de la erupción con la que empieza esta anotación, que viene acompañada de una eyección de masa coronal, aunque de todos modos, dada su relativamente baja potencia dentro de la categoría X, no se espera que tenga efectos más allá de generar auroras.
Fuente: www.microsiervos.com