«¿De carne o de pollo?». ¿Cuántas veces nos habrán preguntado esto? Probablemente sean tantas que ya ni nos llame la atención, o que al menos nos la llame tanto como que un sandwich con atún, huevo y mayonesa se llame vegetal.
Por supuesto que el pollo es carne, aunque nos empeñemos en establecer esa contraposición ficticia. Pero, ¿cómo te quedarías si te dijésemos que hubo un tiempo en que se decidió que el pollo no era carne?
Bodegón con gavilán, aves, porcelana y conchas, Clara Peeters (1611). Museo del Prado.
Cuaresma es una abreviación de la expresión latina «quadragesimam diem», y se refiere al período litúrgico de penitencia y ayuno que los cristianos deben guardar antes de la Pascua, el día de la resurrección de Cristo. En un primer momento este período tenía una duración de 40 horas, pero en el Concilio de Nicea del 325 se decidió una duración de 40 díasEl caso es que la duración de 40 días tenía un valor simbólico: según las escrituras Moisés ayunó durante 40 días cuando estuvo en el monte Sinaí, también el rey David cuando su hijo enfermó, y el propio Jesús durante su retiro al desierto. Hasta el diluvio universal duró 40 días."¿Tú sabes lo que tuve que pasar yo en el desierto? ¡Ayuna, joder!".
Ayuno y abstinencia eran además una buena medida para compensar los excesos propios de fiestas como el Carnaval y otras de naturaleza pagana. Así que en un primer momento la Iglesia católica decidió aplicar unas duras medidas que aseguraran arreciar aquellos excesos, dando como resultado un período sinceramente parecido al Ramadán musulmán: se redujo la dieta a agua, pan y alguna que otra legumbre seca, y tan solo tras la caída del sol.Niños comiendo uvas y melón. Murillo, 1650.
Con el paso del tiempo, y dadas las exigencias de los duros trabajos de la época, la Iglesia hizo un primer cambio: esa irrisoria comida se trasladó al mediodía. Pero no era suficiente, los fieles no estaban dispuestos a aguantar aquellos rigores, y finalmente la Iglesia tuvo que consentir dos comidas al día: una a mediodía y la otra al caer el sol. Pero muy ligeras, eso sí, que había que mantener las apariencias.Ahora bien, todo sea dicho: que la Iglesia fuera cediendo no quería decir que no se aplicasen rigurosamente estas medidas. De hecho, tenemos ejemplos de ejecuciones llevadas a cabo en Francia en tiempos de Carlomagno por no respetar el ayuno, y en Polonia testimonios sobre personas a las que les fueron arrancados los dientes por comer fuera de horas (recordamos: comer entre horas engorda y resta dientes).No obstante, cuarenta días eran muchos días, el tiempo fue haciendo más flexible a la Iglesia, y finalmente la prohibición se fue circunscribiendo al campo de la carne. Y fue entonces cuando se abrió el debate: ¿qué es carne? No sabemos muy bien si el debate era más de naturaleza biológica o teológica, pero rápidamente se concluyó que el pescado no era carne, de modo que era lícito comer pescado en Cuaresma. Pero sobre la picaresca a la hora de establecer qué es carne y qué pescado, Xavier Domingo recoge la anécdota de un monasterio portugués en el que los monjes introducían corderos y cerdos en el río para recogerlos después y, si alguien preguntaba, se maravillaban de los peces tan extraños que traía el río. A fin de cuentas, para sacarlos habían tenido que pescarlos. No obstante, esta anécdota huele a invent...En cualquier caso, la Iglesia se fue haciendo aún más flexible, y ya es raro encontrar a personas que respeten estas normas los cuarenta días, en su lugar la mayor parte lo hacen el Miércoles de Ceniza y los viernes de este período, por ser considerado el más pagano de los días de la semana.
Pero volviendo al pasado medieval, de la misma manera que se «legalizó» el consumo de carne de pollo, también se decidió que el consumo de moluscos, anfibios y otras especies no suponían quebranto alguno del ayuno. Además, en España existía la posibilidad de comprar exenciones e indultos a través de la Bula de la Santa Cruzada. De forma que uno podía comprar un permiso para saltarse el ayuno (si es que a estas alturas aún se le podía llamar así). Al final, entre compras de permisos, ancas de rana, pollo, pescado y caracoles, el que no hacía ayuno era porque no quería.Pero no nos engañemos: la existencia de tantas excepciones, sobre todo en relación a la carne, no querían decir que el consumo de este producto fuera algo generalizado ni en época de Cuaresma ni en ninguna otra. La carne era un bien escaso, reservado a las clases más pudientes. De forma que aquellos permisos en realidad beneficiaban a una minoría, pues las clases más bajas tampoco tenían fácil acceso al pescado fresco, el marisco ni similar.Antes del siglo XIX, la dieta de Cuaresma de la mayor parte de españoles consistía en «potajes viudos», habas, lentejas y otras legumbres y verdur en todas sus versiones; calabaza, trigo, zanahoria y demás alimentos que, en realidad, eran la dieta habitual a lo largo de todo el año.Hombre comiendo judías, Annibale Carracci (1580-1590).
Pero el paso del tiempo y la aparición de nuevos productos fueron también abriendo nuevos debates. Y es que no fue el pollo el único alimento que produjo quebraderos de cabeza a la Iglesia. Está el caso del chocolate, que trajeron los conquistadores de América a partir del siglo XVI. Aquello era distinto a cualquier otra cosa que existiera hasta el momento en Europa, ¿se podía comer entonces en Cuaresma?La respuesta a esta pregunta llegó en 1660 de la mano de Brancaccio, un cardenal italiano que determinó que si el chocolate se consumía en forma de líquido, no suponía riesgo alguno para el ayuno, a fin de cuentas, no se comía, se bebía.Tenemos otros ejemplos, como el testimonio de la comunidad del monasterio pontevedrés de Poyo (nos ahorramos el chiste por lo fácil). Allí los religiosos tenían claro que el pescado no era carne, pero ¿y el rodaballo? A pesar de ser pescado, el rodaballo tenía una textura tan carnosa y grasa, que hizo sentir culpables a los monjes benedictinos, y plantearon la duda de si aquel manjar podía quebrantar el ayuno.En fin, esto no son más que algunos ejemplos de los debates a los que dio lugar la flexibilización del ayuno en Cuaresma. Pero en realidad, la prohibición de algunos productos forzó a los fieles a recurrir a la imaginación, y gracias a ello hoy tenemos recetas tan buenas y tan típicas de esta época como las torrijas o los buñuelos de bacalao. Así que, ¡a disfrutarlos!Torrijas. Fuente: Unareceta.com
- Capel, José Carlos (1985). Pícaros, ollas, inquisidores y monjes. Argos Vergara.
- Domingo, Xavier (1980). Cuando sólo nos queda la comida. Los 5 sentidos.