Es el fin del mundo

Por Spanierin

Cuando uno apunta a sus retoños al cole, en lo que se suele pensar es en la ilusión de empezar una etapa nueva, en aprender a leer, a escribir, en hacer nuevos amigos y descubrir cosas nuevas...

En Austria, a esa lista hay que añadir dos puntos por lo visto importantes que deben de aclararse y aceptarse por escrito cuando se hace la inscripción en el cole:

1. Qué debe hacer el cole con nuestros hijos en caso de Blackout o apagón total.

2. Cómo reaccionar si tiene lugar un accidente en una planta nuclear.

No es que sean cosas que ocurren cada curso escolar, pero hay que estar preparados por si llega el fin del mundo.

En caso del apagón total, lo que se indica a los padres en el folleto es que, al cortarse todas las comunicaciones, los padres eligen qué se debe hacer con los hijos en esos casos: si se les permite volver solos a casa, si deben esperar a que vaya alguien a recogerlos, si deben quedarse en el colegio hasta que acaban las clases como cualquier otro día, etc.

En mi caso, por suerte, el colegio no va a estar muy lejos de casa, por lo que considero que, con el tiempo, tal vez Monete se atreva a ir y volver por su cuenta. ¿Pero qué ocurre con los niños que van y vuelven en autobús? ¿O cuyos padres trabajan a media hora o más en coche? A veces se me olvida la suerte que tengo de tardar cinco minutos en llegar desde el trabajo hasta el colegio.

Por otra parte, el miedo a una radiación nuclear no está muy lejos en el tiempo y parece que en el espacio tampoco. Lo que se explica es que, en caso de producirse un accidente nuclear, los niños y jóvenes deben tomar una pastilla de yoduro de potasio, ya que evita que los altos niveles de radiación se acumulen en el tiroides y, por lo tanto, reduce la posibilidad de aparición de cáncer. Podéis encontrar mucha más información sobre este tema en este enlace.

Ahora bien, estas pastillas sólo funcionan si se toman antes de que transcurran las primeras horas tras el accidente; ahí es donde entra la autorización para el cole. En caso de que esto sucediera, las autoridades de protección radiológica instarían a la población a través de mensajes en radio y televisión a tomar esa primera dosis, y si nosotros hemos firmado ese papel en el colegio, son los profesores quienes reparten esa pastilla.

Así que habiendo firmado todo esto, ya estaremos preparados para que los niños aprendan a leer y también por si se acaba el mundo una mañana cualquiera.