Es el momento de bajar bolsa e invertir en fondos no cotizados

Publicado el 11 septiembre 2019 por Pacolopez

Llevo un par de años convenciéndome de que las bolsas están demasiado volátiles y que el binomio riesgo-rentabilidad que ofrecen es peor que el que ofrece la inversión en fondos de inversión no cotizados. Y aunque desde hace unos 5 años apenas he invertido en cotizadas, limitándome a mantener la inversión que ya había realizado, ahora me he decidido a vender gran parte de mis activos cotizados y pasarme con más énfasis a los fondos no cotizados. Y cuando hablo de fondos no cotizados me refiero a fondos de capital riesgo y de private equity principalmente, invirtiendo en ámbitos que pueden ir desde empresas medianas en todo el mundo a inmuebles en renta, pasando por proyectos medioambientales.

El paso que voy a dar tiene un precio: la liquidez. Pero soy consciente de ello y estoy dispuesto a pagarlo. Aunque creo que una correcta diversificación limita bastante el problema.

¿Por qué creo que la inversión en bolsa no es una buena opción? Porque vislumbro un período de grandes cambios en al mundo de las grandes empresas cotizadas en los próximos 5 años. De hecho creo que en ese período el 50% de las empresas cotizadas dejará de hacerlo. Sea porque se fusionarán o serán absorbidas, o sencillamente porque algunas quebrarán.

Me hace pensarlo la sucesión de varios razonamientos que voy a tratar de exponer.

La raíz del cambio la encuentro en dos factores:

  1. La transformación social provocada por la evolución de los bloques y países, con la irrupción de China y en general los BRIC, las corrientes migratorias y el consiguiente populismo salvapatrias. El mundo cambia a marchas forzadas y la situación es convulsa. Todo ello se traduce en una enorme incertidumbre política, que genera una gran volatilidad en las bolsas.
  2. Los cambios radicales que vienen forzados por el objetivo inaplazable de la sostenibilidad del planeta. Se habla de que tenemos, como humanidad, una fecha límite que es el año 2030. La realidad es que el impacto ya lo estamos notando, y va a afectar a todo nuestro modelo económico y social.

Las dos principales consecuencias que observo de esos dos factores de cambio son:

  • Una reducción del comercio internacional, que a corto plazo viene provocada por las guerras comerciales, como la de Trump con China y el mundo en general, o la de Boris Johnson con la Unión Europea, todo en aras del nacionalismo populista que se extiende por el mundo. Pero que a largo plazo también viene afectada por las políticas medioambientales contrarias al comercio internacional digamos injustificado y que abogan por un consumo de proximidad, que quizás no debiera haberse perdido nunca. También incluye al turismo internacional. El impacto sobre los sectores del petróleo, las navieras, las líneas aéreas, el turismo, e incluso la industria alimentaria, no va a tardar en notarse.
  • Una consiguiente reducción de capacidades en muchos sectores, reduciendo la inversión y reorientándola hacia los nuevos escenarios. Eso implica, por ejemplo, el cierre de muchas fábricas de automóviles, concentrando la inversión hacia los vehículos limpios; pero también la reducción en el número de aviones y la concentración de la inversión en aparatos de menor consumo y contaminación; o la reducción y redefinición de la industria turística; por no hablar de la industria petrolera.

En resumidas cuentas, creo que las oportunidades de negocio, de generación de valor, no están en las grandes empresas, que deberán enfrentarse a grandes cambios, con las mochilas repletas de problemas de obsolescencia (de fábricas, de personal, de productos, de directivos,,,) sino en las empresas pequeñas y medianas suya razón de ser es precisamente el cambio y la innovación, sin pasivos.

En el pasado, el problema es que invertir en esas pequeñas y medianas empresas era muy difícil, porque no había canales estructurados y fiables de inversión, y ahora sí que los hay.

Hasta ahora podías llegar a compañías emergentes invirtiendo en el Nasdaq o en los mercados alternativos europeos que nacieron a su imagen y semejanza, incluido nuestro MAB. Está bien, pero no es lo que yo busco.

Lo que encaja en la idea de invertir en el futuro con empresas ágiles y gestores ágiles que pueden crear valor importante en un plazo de tiempo corto (para salir a bolsa o ser vendidas a una gran empresa) es la inversión en fondos de private equity o capital riesgo. Fondos donde, en mi modesta opinión, están ahora los mejores gestores. Fondos que están consiguiendo una binomio riesgo-rentabilidad netamente mejor que los fondos cotizados.

Y allí voy a dirigir mi cartera. Y recomiendo a mis lectores que hagan lo mismo, si pueden, con una parte de su cartera.