Escrito por
Nelly María Carrillo Rosales
Luego del gran festín, que por concepto de Renta Petrolera, tuvieran Adecos y Copeyanos en la década de los 70, la corrupción, característica del Capitalismo, se profundizó y amplió para devorar lo que se tenía, y más adelante, lo que no se tenía también. Por eso, a comienzos de los años 80, dada la vertiginosa caía del ingreso petrolero, el puntofijismo no dudó, ni por un segundo, en endeudar al país a niveles estratosféricos y dejar, en consecuencia, de invertir principalmente en educación y salud.
Pero no solo la desinversión aparecía en la escena del sistema y todos los subsistemas públicos de Salud del Estado venezolano, no, otro mal los asechaba, el espectro del neoliberalismo y su tesis perversa de achicar la figura del Estado, entregándole la Salud como “gasto social” al sector privado, para que éste último, que “si es eficiente y no es como el Estado que no puede hacer nada bien” se encargara de garantizar, nada más y nada menos, que el Derecho a la Vida de todos los venezolanos y las venezolanas.
El nombre de pila de esta política neoliberal es “
Seguro de Hospitalización, Cirugía y Maternidad”, o como mejor la conocen en los bajos, medios y altos fondos “
HCM”, y cuya finalidad dolosa es la de hacerse “imprescindible” dentro de las clausulas de la “
Contratación Colectiva de los trabajadores y trabajadoras de la Administración Pública Nacional, Regional, Municipal, Central, Descentralizada y Desconcentrada”, de modo de garantizarse, directo a sus cuentas bancarias, la bicoca, constante y sonante, de “$.1.901.809.302,33 para el año 2011”
[1], lo que en dinero supera con creces lo que por Presupuesto le corresponde al Ministerio del Poder Popular para la Salud para atender a todo su sistema y su planificación anual.
Esta política neoliberal de controlar los colectivos de trabajadores, trabajadoras y los familiares de los asegurados o beneficiarios de planes de salud de la Administración Pública, a través de pólizas de seguro o administradoras de riesgos, no solamente tiene como finalidad desarticular y acabar con el Sistema Público Nacional de Salud, para lograr concretar la hegemonía en su negocio, sino que también cuenta, entre sus propósitos, con el de acumular capital a partir de la especulación, creando para ello, dentro de la facturación la figura de “gastos de Clínica o Costos Fijos”, que son un conjunto de indicadores irracionales como “Derecho de admisión e ingreso a hospitalización”, “Gastos de registro de ingreso y tramitación de documentos”, “Servicio de Historia Médica” y “uso del Televisor” que representan el 40% del total a facturar, y que en nada tienen que ver con el acto médico de proveer salud.
El tercer propósito de la política neoliberal de entregar el manejo de los planes y la atención de salud del pueblo venezolano al sector privado, tiene que ver con apropiarse de uno de los aspectos más importantes para dominar al mundo, la información.
La data asociada a una porción de la población, constituida por los trabajadores y trabajadoras de la Administración Pública, así como de sus familiares, relativa a la identidad (entre ellos servidores públicos de alto nivel) y la morbilidad, que es indispensable para la “Gestión del Conocimiento”, como lo llama la Organización Mundial de la Salud, está en manos de empresas privadas de seguros, administradoras de riesgos y clínicas privadas, quienes guardan dicha información en servidores espejo ubicados fuera del territorio nacional, específicamente en “Coral Gables, Miami, EEUU”[2].
Hoy en medio de la digna resistencia de nuestro pueblo al más brutal bloqueo económico y financiero, la tormenta “inducida y perfecta” orientada a desmantelar al Sistema Público Nacional de Salud para alimentar la hipertrofia del sector privado “mercenario” de la salud, carece de su elemento central; el dinero.
Los trabajadores y trabajadoras están siendo echados a la calle, tal y como sucede cuando “se acaba la cobertura”, aunque no haya sido superado aún por el paciente el evento de salud, pues ese sector privado no tiene y nunca ha tenido como cualidad la solidaridad y el amor al hombre y a la mujer, sino por el contrario el lucro y la ganancia.
Llegó el momento, es ahora, el dinero que tenemos ya no puede irse en continuar lucrando al hipertrofiado sector privado de la salud, que tal y como se comporta el capital trasnacional en esta guerra económica, no da tregua, y aprovecha la situación para aumentar los precios sin ninguna estructura lógica de costos, con la permanente amenaza de “
no atender a los trabajadores de la Administración Pública en sus clínicas”, y nuestros trabajadores y trabajadoras, en total desesperación, caen en la trampa, en el chantaje, de éstos mercenarios de la salud, para presionar al Estado, en lo que se convierte en un circulo vicioso de especulación, desmantelamiento del Sistema Público Nacional de Salud, inatención y maltrato permanente a los trabajadores, trabajadoras y sus familiares.
La transición del sistema de salud centrado en el lucro y la ganancia al de salud socialista, implica entonces el desarrollo de un modelo sistémico, compuesto por varios procesos e instituciones relacionadas entre sí, estructurado y con un entorno definido. Es integral ya que se atiende el evento de salud desde que se recibe hasta que se soluciona completamente, involucrando para ello a todo el sistema, haciéndole seguimiento permanente al desarrollo y resolución de la contingencia de salud desde una perspectiva de “Protección a la vida”.
En el año 2016, en medio de una aguda crisis política, se construyó el “Sistema Integral de Salud del Ministerio del Poder Popular para la Educación”, constituido por cuatro grandes elementos que debemos retomar, fortalecer e impulsar:
- El Plan y Fondo de Salud de MPPE.
- La estadística.
- La Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS).
- El Sistema Público Nacional de Salud.
El primer elemento del Sistema Integral de Salud del MPPE fueron “los trabajadores y las trabajadoras”, ejerciendo, directamente, la planificación, la administración y la ejecución del Plan y el fondo de salud. Con dos premisas transversales en su gestión, una, el redireccionamiento de los recursos económicos al Sistema Público Nacional de Salud, y dos, la reinserción de la población trabajadora y sus familiares al Sistema Público Nacional de Salud.
El segundo elemento fue la recuperación de la información para la construcción de la estadística que sirve de fundamento a la política pública de salud, para el manejo pertinente y oportuno de la administración de las contingencias o eventos.
El tercer elemento fue la “Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS)”[3]. Una fuerte herramienta de negociación de la Administración Pública con el sector privado de la salud, que surgió en el mes de octubre de 2010, aglutinando a 33 instituciones del Estado, entre las cuales destacan PDVSA, BCV, CANTV, CORPOELEC, TSJ y el MPPE, quienes tenían los colectivos más grandes de salud de la Administración Pública. Esta “Alianza” logró “contener los costos especulativos” de la actividad privada de la salud, reduciendo, hasta llegar a lo justo, la transferencia de fondos públicos al mencionado sector.
Y el cuarto elemento y sujeto principal del “Sistema Integral de Salud del Ministerio del Poder Popular para la Educación”, era el Sistema Público Nacional de Salud, al redireccionarle los fondos públicos y los pacientes. Punto de inicio para revertir, tanto el proceso de desmantelamiento como el de la cultura de “desconfianza en los hospitales y centros de atención primaria”.
Implementar este modelo, representó un ahorro real, concreto y documentado del 53%[4] para el Estado venezolano de los recursos económicos previstos para el desembolso por eventos o contingencias de salud durante el año 2016.
Este ahorro, de mas de la mitad de los fondos públicos presupuestados para ejecutar por concepto de clausula de Salud por contratación colectiva del Ministerio del Poder Popular para la Educación, se hizo sobre la cifra total de Bs. 87.000.000.000,00, estimados por la empresa privada que pretendía cobrarlos a razón de “la administración de riesgos” del mencionado colectivo. Es decir, que solo quitándole la administración a los privados, dándosela a los trabajadores y negociando en bloque con las clínicas, el Estado ganó ese año Bs. 50.000.000.000,00.
Dicho lo anterior, la transición al “Modelo de Salud Socialista” se concreta con la voluntad política de dar el paso, ahora, en este momento, retomando el Sistema Integral de Salud para toda la Administración Pública, de manera de revertir de forma controlada y progresiva el desmantelamiento que el sector privado le hizo al sector público con la figura del “HCM”, recuperando, en primer lugar y a pulso, la confianza del pueblo “paciente” en sus hospitales y centros de atención primaria, a través de políticas permanentes de ejecución y monitoreo del redireccionamiento y la inserción, quirúrgica en principio, de los fondos públicos y las personas en el Sistema Público Nacional de Salud.
Notas
[1]
Cifra obtenida de “El Sistema Público Nacional de Salud: un camino hacia el socialismo. La planificación, administración y ejecución directa de los trabajadores y trabajadoras del redireccionamiento de los beneficiarios y los fondos de Salud de la Administración.”
[2]
Dato obtenido del “Informe final de intervención del Grupo Económico y Financiero PRONTO. Nelly Carrillo, Superintendencia de la Actividad Aseguradora. Abril, 2016”.
[3]
“Salud: Derecho o Mercancía? I Encuentro Nacional contra la Privatización de la salud. II encuentro de Delegados y Delegadas de Prevención de las Instituciones que conforman la Alianza Interinstitucional por la Salud. 5 y 6 de junio, 2012”.
[4]
Cifra obtenida de la “Ley de Presupuesto 2016”.
Luego del gran festín, que por concepto de Renta Petrolera, tuvieran Adecos y Copeyanos en la década de los 70, la corrupción, característica del Capitalismo, se profundizó y amplió para devorar lo que se tenía, y más adelante, lo que no se tenía también. Por eso, a comienzos de los años 80, dada la vertiginosa caía del ingreso petrolero, el puntofijismo no dudó, ni por un segundo, en endeudar al país a niveles estratosféricos y dejar, en consecuencia, de invertir principalmente en educación y salud.
Pero no solo la desinversión aparecía en la escena del sistema y todos los subsistemas públicos de Salud del Estado venezolano, no, otro mal los asechaba, el espectro del neoliberalismo y su tesis perversa de achicar la figura del Estado, entregándole la Salud como “gasto social” al sector privado, para que éste último, que “si es eficiente y no es como el Estado que no puede hacer nada bien” se encargara de garantizar, nada más y nada menos, que el Derecho a la Vida de todos los venezolanos y las venezolanas.
El nombre de pila de esta política neoliberal es “
Seguro de Hospitalización, Cirugía y Maternidad”, o como mejor la conocen en los bajos, medios y altos fondos “
HCM”, y cuya finalidad dolosa es la de hacerse “imprescindible” dentro de las clausulas de la “
Contratación Colectiva de los trabajadores y trabajadoras de la Administración Pública Nacional, Regional, Municipal, Central, Descentralizada y Desconcentrada”, de modo de garantizarse, directo a sus cuentas bancarias, la bicoca, constante y sonante, de “$.1.901.809.302,33 para el año 2011”[1], lo que en dinero supera con creces lo que por Presupuesto le corresponde al Ministerio del Poder Popular para la Salud para atender a todo su sistema y su planificación anual.
Esta política neoliberal de controlar los colectivos de trabajadores, trabajadoras y los familiares de los asegurados o beneficiarios de planes de salud de la Administración Pública, a través de pólizas de seguro o administradoras de riesgos, no solamente tiene como finalidad desarticular y acabar con el Sistema Público Nacional de Salud, para lograr concretar la hegemonía en su negocio, sino que también cuenta, entre sus propósitos, con el de acumular capital a partir de la especulación, creando para ello, dentro de la facturación la figura de “gastos de Clínica o Costos Fijos”, que son un conjunto de indicadores irracionales como “Derecho de admisión e ingreso a hospitalización”, “Gastos de registro de ingreso y tramitación de documentos”, “Servicio de Historia Médica” y “uso del Televisor” que representan el 40% del total a facturar, y que en nada tienen que ver con el acto médico de proveer salud.
El tercer propósito de la política neoliberal de entregar el manejo de los planes y la atención de salud del pueblo venezolano al sector privado, tiene que ver con apropiarse de uno de los aspectos más importantes para dominar al mundo, la información.
La data asociada a una porción de la población, constituida por los trabajadores y trabajadoras de la Administración Pública, así como de sus familiares, relativa a la identidad (entre ellos servidores públicos de alto nivel) y la morbilidad, que es indispensable para la “Gestión del Conocimiento”, como lo llama la Organización Mundial de la Salud, está en manos de empresas privadas de seguros, administradoras de riesgos y clínicas privadas, quienes guardan dicha información en servidores espejo ubicados fuera del territorio nacional, específicamente en “Coral Gables, Miami, EEUU”[2].
Hoy en medio de la digna resistencia de nuestro pueblo al más brutal bloqueo económico y financiero, la tormenta “inducida y perfecta” orientada a desmantelar al Sistema Público Nacional de Salud para alimentar la hipertrofia del sector privado “mercenario” de la salud, carece de su elemento central; el dinero.
Los trabajadores y trabajadoras están siendo echados a la calle, tal y como sucede cuando “se acaba la cobertura”, aunque no haya sido superado aún por el paciente el evento de salud, pues ese sector privado no tiene y nunca ha tenido como cualidad la solidaridad y el amor al hombre y a la mujer, sino por el contrario el lucro y la ganancia.
Llegó el momento, es ahora, el dinero que tenemos ya no puede irse en continuar lucrando al hipertrofiado sector privado de la salud, que tal y como se comporta el capital trasnacional en esta guerra económica, no da tregua, y aprovecha la situación para aumentar los precios sin ninguna estructura lógica de costos, con la permanente amenaza de “
no atender a los trabajadores de la Administración Pública en sus clínicas”, y nuestros trabajadores y trabajadoras, en total desesperación, caen en la trampa, en el chantaje, de éstos mercenarios de la salud, para presionar al Estado, en lo que se convierte en un circulo vicioso de especulación, desmantelamiento del Sistema Público Nacional de Salud, inatención y maltrato permanente a los trabajadores, trabajadoras y sus familiares.
La transición del sistema de salud centrado en el lucro y la ganancia al de salud socialista, implica entonces el desarrollo de un modelo sistémico, compuesto por varios procesos e instituciones relacionadas entre sí, estructurado y con un entorno definido. Es integral ya que se atiende el evento de salud desde que se recibe hasta que se soluciona completamente, involucrando para ello a todo el sistema, haciéndole seguimiento permanente al desarrollo y resolución de la contingencia de salud desde una perspectiva de “Protección a la vida”.
En el año 2016, en medio de una aguda crisis política, se construyó el “Sistema Integral de Salud del Ministerio del Poder Popular para la Educación”, constituido por cuatro grandes elementos que debemos retomar, fortalecer e impulsar:
- El Plan y Fondo de Salud de MPPE.
- La estadística.
- La Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS).
- El Sistema Público Nacional de Salud.
El primer elemento del Sistema Integral de Salud del MPPE fueron “los trabajadores y las trabajadoras”, ejerciendo, directamente, la planificación, la administración y la ejecución del Plan y el fondo de salud. Con dos premisas transversales en su gestión, una, el redireccionamiento de los recursos económicos al Sistema Público Nacional de Salud, y dos, la reinserción de la población trabajadora y sus familiares al Sistema Público Nacional de Salud.
El segundo elemento fue la recuperación de la información para la construcción de la estadística que sirve de fundamento a la política pública de salud, para el manejo pertinente y oportuno de la administración de las contingencias o eventos.
El tercer elemento fue la “Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS)”[3]. Una fuerte herramienta de negociación de la Administración Pública con el sector privado de la salud, que surgió en el mes de octubre de 2010, aglutinando a 33 instituciones del Estado, entre las cuales destacan PDVSA, BCV, CANTV, CORPOELEC, TSJ y el MPPE, quienes tenían los colectivos más grandes de salud de la Administración Pública. Esta “Alianza” logró “contener los costos especulativos” de la actividad privada de la salud, reduciendo, hasta llegar a lo justo, la transferencia de fondos públicos al mencionado sector.
Y el cuarto elemento y sujeto principal del “Sistema Integral de Salud del Ministerio del Poder Popular para la Educación”, era el Sistema Público Nacional de Salud, al redireccionarle los fondos públicos y los pacientes. Punto de inicio para revertir, tanto el proceso de desmantelamiento como el de la cultura de “desconfianza en los hospitales y centros de atención primaria”.
Implementar este modelo, representó un ahorro real, concreto y documentado del 53%[4] para el Estado venezolano de los recursos económicos previstos para el desembolso por eventos o contingencias de salud durante el año 2016.
Este ahorro, de mas de la mitad de los fondos públicos presupuestados para ejecutar por concepto de clausula de Salud por contratación colectiva del Ministerio del Poder Popular para la Educación, se hizo sobre la cifra total de Bs. 87.000.000.000,00, estimados por la empresa privada que pretendía cobrarlos a razón de “la administración de riesgos” del mencionado colectivo. Es decir, que solo quitándole la administración a los privados, dándosela a los trabajadores y negociando en bloque con las clínicas, el Estado ganó ese año Bs. 50.000.000.000,00.
Dicho lo anterior, la transición al “Modelo de Salud Socialista” se concreta con la voluntad política de dar el paso, ahora, en este momento, retomando el Sistema Integral de Salud para toda la Administración Pública, de manera de revertir de forma controlada y progresiva el desmantelamiento que el sector privado le hizo al sector público con la figura del “HCM”, recuperando, en primer lugar y a pulso, la confianza del pueblo “paciente” en sus hospitales y centros de atención primaria, a través de políticas permanentes de ejecución y monitoreo del redireccionamiento y la inserción, quirúrgica en principio, de los fondos públicos y las personas en el Sistema Público Nacional de Salud.
Notas
[1]
Cifra obtenida de “El Sistema Público Nacional de Salud: un camino hacia el socialismo. La planificación, administración y ejecución directa de los trabajadores y trabajadoras del redireccionamiento de los beneficiarios y los fondos de Salud de la Administración.”
[2]
Dato obtenido del “Informe final de intervención del Grupo Económico y Financiero PRONTO. Nelly Carrillo, Superintendencia de la Actividad Aseguradora. Abril, 2016”.
[3]
“Salud: Derecho o Mercancía? I Encuentro Nacional contra la Privatización de la salud. II encuentro de Delegados y Delegadas de Prevención de las Instituciones que conforman la Alianza Interinstitucional por la Salud. 5 y 6 de junio, 2012”.
[4]
Cifra obtenida de la “Ley de Presupuesto 2016”.