Y no me duele nada, excepto el corazón y la largueza, de no poder gritar el sentimiento. Me duelen las manos, la mirada, los huesos, la tristeza, no me duele y me duele tanto que te fueras, no padezco y padezco la belleza de este amor que se acontece y se agiganta en la distancia.
Sufrir la soledad , el no habernos dicho nada, pero al mismo tiempo decirnos todo…darle paso a los silencios. Contigo encerrada en ese prisma opaco engarzada en una entrañada ambiguedad, tus miedos, tus desconciertos, mientras yo; intentando hacerte ver lo que no te es desconocido, solo que, tienes que atreverte a reconocer que aunque demos girones; este sentir ya estaba escrito.
Y pretendo recuperar la flor tras el invierno, encontrar escenarios donde poder verte; cimentar tu creación, esa llama en el mar que me traspasa…
Nunca se hilvana la ilusión con el mismo hilo, ni es la aguja la misma, ni los nuevos atuendos…
Por eso mismo las cimas del amor son desiguales, como son los deseos, las inquietudes, aunque tu y yo sabemos, que es este Amor; lo que nos puede…