Cloudy – Sí
Durante el mes de Diciembre, como viene siendo habitual, todos los blogs y la prensa dedicada a esto de los videojuegos nos han enseñado sus preferencias para el puesto de mejor juego del año 2012. Está claro que durante los últimos años los juegos desarrollados por pequeñas compañías están en pleno apogeo, juegos para Android, iPhone, juegos indie, muchos están empezando a ocupar un sitio muy importante en el sector. Algunos de estos juegos tienen una calidad muy notable, y podemos adquirir la mayoría de ellos por un precio de lo más asequible. Por lo tanto, no era de extrañar ni mucho menos ver en estas listas alguno de los juegos “pequeños”.
Sin embargo, mi sorpresa ha llegado al ver que no aparece alguno esporádicamente en alguna de las listas de algún colaborador, no, aparecen en un porcentaje elevadísimo. Me atrevería a decir que son incluso mayoría frente a los juegos de las grandes desarrolladoras…Por poner algún ejemplo, en una de las listas que he visto aparecía como segundo mejor juego del año un jueguecillo de fútbol para Android. No dudo que no sea un buen juego (no lo he probado, la verdad) ¿pero realmente eso es mejor que una “superproducción” donde trabaja un montón de gente cada uno especializado en un campo para traernos su producto? ¿Qué entendemos por un juego mejor que otro? Si valoramos también el precio u otros aspectos vale….pero creo que no está tan tan tan mal la industria de los videojuegos “grandes” para llegar a algunas cosas que he visto por ahí. En ciertas ocasiones, me he llegado a plantear si no se trata de un tema de modas pasajeras o de propaganda indirecta a algún que otro colega que haya participado en el desarrollo del juego.
A mi forma de ver las cosas, por lo general, un juego “pequeño” no tiene (al menos de momento) la calidad para desbancar a uno de los “grandes” como mejor juego del año. Quizás sí pueda ser más original o tener más mérito su desarrollo al contar con menos presupuesto, quizás pueda ser mejor su relación calidad/precio, quizás nos puede hacer pasar más ratos entretenidos mientras vamos en el autobús o esperamos en la consulta del médico, pero no se puede decir que ese pequeño juego de fútbol para Android sea mejor que FIFA 13 (no soy muy de FIFA, antes de que alguno se me tire al cuello, pero para que se me entienda la comparación…)
En resumen, no quiero que nadie me malinterprete, no digo que estos juegos sean malos ni mucho menos. Obviamente tiene muchísimo mérito en muchos casos hacer lo que hacen con su presupuesto, pero yo los considero una categoría aparte. Llegar a situarlos en los mejores es algo que me llama mucho la atención.
Narfm – No
No me cuadra esto. No me cuadra el hecho de que haya aún gran parte del aficionado al videojuego que vea lo “indie” como un producto minoritario y con menos importancia que el proyecto triple A. Que, cinco años después de que Jonathan Blow pusiera sobre la mesa el juego con el que se empezó a valorar realmente lo indie, Braid, aun haya muchos medios de la prensa especializada que valoren estos productos con un rasero distinto al juego comercializado por grandes distribuidoras.
Recordemos por qué triunfó el juego antes mencionado: aportaba algo original. Ofrecía algo por lo que las grandes empresas jamás hubieran apostado, algo que no podría haber salido adelante si no hubiera sido de esta forma, y algo hecho con tanto mimo, cariño, dedicación y perfección que de ninguna de las maneras sería lo mismo si alguna mente más hubiera intervenido en el pequeño grupo que dio a luz esta maravilla. Algo que no sería posible sin esa mentalidad “indie”.
El diseño artístico de Braid, original y precioso, seguramente no pasaría la criba al presentar el juego a algún ejecutivo.
Y es que ese cariño y dedicación que se ve en casi todas las producciones “indie” (el juego podrá ser mejor o peor, pero siempre se nota amor del creativo hacia su producto) es porque un equipo de cinco personas es capaz de ponerse de acuerdo y plasmar en el juego lo que quieren expresar más fácilmente que un estudio de 300 personas, bajo la dirección de un sólo individuo que a su vez es controlado por el ejecutivo que aporta la “pasta”. Por lo que la jugabilidad, la historia, el control, la banda sonora… En teoría, todo será como el creador lo planteó, como él quería que disfrutáramos de su producto. ¿Os imagináis a Auguste Rodin, Picasso o Mozart recibiendo instrucciones de cómo deben ser sus obras? Es un absurdo. El videojuego “indie” consigue liberar al creador del yugo del ejecutivo inversor y le permite hacer su arte libremente.
Dejando aparte la libertad creativa, creo que lo “indie” ha hecho más por el videojuego en los últimos años que las grandes empresas en la última década. Aportando nuevas ideas, nuevas formas de distribución (como el formato episódico), y sobre todo, aportando videojuego. Y digo esto porque la gran mayoría de estos juegos son, por decirlo de algún modo, “videojuego puro”. Su principal atractivo no es un argumento que justifique el juego, ni unos gráficos que hagan mojar los pantalones a la putilla gráfica de turno, sino una mecánica que te atrape, que te haga olvidar lo que hay a tu alrededor para sumergirte totalmente en el juego. Ejemplos perfectos de esto son obras maestras de la perfección minimalista como Canabalt o Super Hexagon, o proyectos más variados como Jamestown, Castle Crashers o La Mulana; obras que recuerdan a los comienzos del videojuego y que, según mi opinión, de los que jamás debería haberse alejado tanto.
El extremadamente “simple” Canabalt te puede tener enganchado durante horas.
Y me dejo para el final una visión de futuro, predicción a largo plazo cual Michael Patcher. El futuro será indie. O, al menos, la forma de distribuir el producto. Con la distribución digital ya arraigada, pienso que el videojuego pasará, ya sea producido por pequeños o grandes estudios, a ser un producto de menor duración y menor precio, lo que al ser un producto de masas, provocaría el consumo de más videojuegos, más creaciones y más innovaciones. Algunos con formato episódico, y otros vendidos como experiencias de juego de un par de horas. Algo, quizá, más parecido a la actual industria cinematográfica.
La entrada ¿Es excesiva la presencia del juego ‘indie’ en las listas de mejores juegos? es 100% producto Deus Ex Machina.