Según el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), este tipo de empresas se enfrentan a los siguientes retos:
- Continuidad generacional
- Incremento de su dimensión
- Profesionalización
- Permanente innovación
- Internacionalización
En España existen 2,9 millones de empresas familiares, lo que representa el 85% del total de las organizaciones. Pero sólo un 25% llegará a la segunda generación, y un 10% a la tercera. Muchos son los motivos que pueden provocar esto, pero sobre todo, la ausencia de un plan de sucesión consensuado, la falta de formación o ineptitud del sucesor, o el hecho de que el predecesor se aferre al cargo hacen peligrar la compañía.
Según explica Juan Corona, director académico del IEF, los problemas suelen aparecer en el paso de la primera a la segunda generación. Éste es un momento en el que se produce un cambio radical en el liderazgo de la empresa, que implica desacuerdos en el reparto de poder, en el establecimiento de remuneraciones, en la aplicación de beneficios y en la orientación estratégica. Se trata de un relevo tanto en la propiedad, como en el gobierno y en la gestión, que se debe organizar con tiempo, de forma consensuada en la familia y que exige grandes dosis de planificación.
Además, los expertos explican que nunca se encuentra el momento para llevar a cabo este traspaso, siempre hay excusas, de ahí que la empresa familiar debe disponer de un plan de sucesión para evitar las discrepancias. Un plan que permita con la implicación de toda la familia, acordar por escrito un calendario de sucesión; determinar el perfil del heredero; proceder al nombramiento con el consenso familiar; establecer un cuadro de competencias; determinar las relaciones de jerarquía; fijar el plan de carrera del sucesor, y el papel que jugará el predecesor a partir de ese momento.
Por último, y para evitar posibles malentendidos, es importante diferenciar entre el consejo de administración y el consejo familiar, delimitando las funciones de cada uno.
El consejo de familia es el encargado de gobernar a la familia en sus relaciones con la empresa y de representarla. Por tanto, su misión siempre ha de ser conciliadora o armonizadora, lo que significa que ha de prevenir conflictos entre los integrantes de la familia.
Y el consejo de administración tiene como objetivo, gobernar la sociedad y tutelar y velar por los intereses de los socios. Debe ser un consejo independiente y profesional, donde la prioridad sea la representación y protección de los accionistas y trabajadores.
¿Qué empresas familiares conoces que hayan llegado hasta la tercera generación? ¿Sabes el secreto de su éxito?
Fuente http://www.euribor.com.es/empleo/empresa-familiar/
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