En
muchos países de nuestro entorno la celebración de referéndums, de consultas
populares, es algo habitual, ya sean de carácter vinculante o simplemente
consultivo. Normalmente se aprovecha la celebración de elecciones para someter
a la población a preguntas de lo más dispar, desde la decisión sobre la
ubicación de determinado servicio público, hasta sobre el matrimonio
homosexual, entre otras cuestiones. Así ocurre en algunos países europeos,
principalmente en Suiza, y en muchos estados de los Estados Unidos de América.Pero
en España esto no ocurre, aquí nuestros políticos se han tomado muy a gala eso
de representar a la “soberanía popular” y deciden sobre todas las cuestiones.
En muy raras ocasiones se han celebrado las conocidas como consultas populares.
Y creo que la sociedad española ya cuenta con la madurez suficiente como para
que se nos empiece a tener en cuenta en decisiones que nos afecten
directamente.Por
eso, el documento en el que trabaja la Junta de Andalucía sobre consultas y
acuerdos populares puede ser de gran importancia y utilidad. Si se hace bien,
claro. Porque como hemos indicado es fundamental que la población empiece a
participar directamente en las decisiones y no limitarse a escoger entre
numerosas papeletas cada cuatro años.Y
las posibilidades son muchas, pues si en el ámbito de las comunidades autónomas
esta medida debería ser revolucionaria, más lo podría ser en los municipios,
donde los ciudadanos deberían tener más capacidad de decisión. Los
ayuntamientos deberían hacer uso de las consultas populares de una forma
habitual, con normalidad, preguntando a sus vecinos sobre cuestiones de interés,
dando a los vecinos capacidad de decisión, ya que las políticas municipales son
más cercanas y fáciles de entender, en general.Habrá
que ver cómo desarrolla esta Ley el Gobierno socialcomunista de Andalucía y qué
papel nos concede a la ciudadanía. Es hora de que se cuente con los
ciudadanos.