No hay que esperar a un mes determinado ni a una ficha fijada. A veces, apetece retomar rutinas que un día se quedaron aparcadas en una esquina.
La inspiración viene y va. En una profesión donde se escribe a diario y sobre temas que la mayoría no me interesan o son repetitivos, es normal que la creatividad se pierda.
El silencio de la sirena ha durado demasiado. Esperemos que sus cantos no vuelvan a apagarse.