¿Es la escuela austriaca una pseudociencia? Juzgue usted (1)

Publicado el 09 diciembre 2013 por José Luis Ferreira
La falacia de la pendiente resbaladiza
El pasado lunes 2 de diciembre salió en Tercera Cultura una referencia a mi libro Economía y Pseudociencia con varios extractos. Uno de ellos se refería a la escuela austriaca de economía. En él se hacían varias preguntas pertinentes para saber si tal escuela es o no pseudocientífica. A estas preguntas responde Juan Ramón Rallo en su blog. Parece satisfacer a los austriacos, pero miremos bien qué se pregunta y qué se responde. Hoy comentaré sobre las tres primeras preguntas y en una entrada posterior continuaré con el resto:
¿Dónde están los avances de esta escuela?
Rallo responde con evasivas. Muestra únicamente las aportaciones de la escuela en tiempos de Mises y Hayek, algo que nunca he negado (aunque uno debe separar sus aportaciones al conocimiento aceptadas de las rechazadas y de sus opiniones). En el libro, por ejemplo, reconozco el respeto que se ganó la escuela en su día analizando y previendo las razones del fracaso de la Unión Soviética como sistema económico al no disponer de la información que dan los precios de mercado (aunque se equivocó respecto a las pérdidas de libertad que preveía en la social democracia que se venía fraguando en Suecia). La pregunta se refiere (y basta leer mi crítica en el libro y no solo el extracto) a los avances a partir de ahí y a cómo no han logrado mostrar que muchas de sus opiniones o extrapolaciones a partir del conocimiento económico de la época sean sustentadas por teorías coherentes o por evidencia empírica.
Por supuesto, lo anterior no quiere decir que no haya habido avances, solo que Rallo no ha contestado a la pregunta. Lo mismo veremos que pasa con las demás. Yo mostraré que no se responde adecuadamente y, a continuación, intentaré argumentar por qué no creo que vaya a poder responder. La carga de la prueba corresponde a quien propone una teoría y deben ser los austriacos los que muestren que la suya es capaz de responder a estas cuestiones.
¿Cuándo han corregido un error? ¿Cuándo han descartado una hipótesis por encontrar otra mejor?
Rallo no responde un solo caso. Habla de diferencia de opiniones en algunos aspectos dentro de la escuela austriaca, pero no habla en ningún momento deavances. Recordemos que los astrólogos tienen distintas opiniones también entre ellos y que decir eso no sería una buena respuesta a estas preguntas. Eso se hace mostrando que una hipótesis es descartada por incoherente o porque los datos son más compatibles con otra también coherente. Y para eso necesita que los modelos se expresen en un lenguaje lo suficientemente formal y preciso que permita saber exactamente qué significa la hipótesis y exactamente qué tipo de datos la validan o la refutan. Como en la escuela austriaca no hablan con claridad en este aspecto nunca sabremos de verdad qué están queriendo decir.
Lo que sigue es un ejemplo que ilustra lo anterior. El lector con prisas puede pasar a la siguiente pregunta.
Tomemos por ejemplo la teoría de los ciclos económicos. El propio Rallo reconoce que la tasa de interés natural de Mises o Hayek es un concepto no bien definido (les disculpa diciendo que esa definición es posterior a esos autores, pero eso no implica que tuvieran una buena definición, más bien es indicación de que la suya era todavía peor). Rallo sustituye esta tasa de interés natural por los diferenciales de tipo de riesgo a corto y largo plazo para su propia explicación de las crisis, y lo hace narrando una historia que nos tenemos que creer porque sus argumentos son intuitivos y elocuentes. Pero eso es lo que está mal. No sabemos si su narración es un modelo coherente, si es compatible o no con la teoría anterior o si es un modelo completamente distinto con implicaciones distintas. Sin un modelo riguroso en el que se pueda seguir la pista a lo que ocurre con cada una de las variables, con todas sus consecuencias y no solo con las que nos muestra el narrador, nuestra intuición nunca será suficiente y estará sujeta al error y será casi imposible distinguir correlación de causalidad. Necesitamos saber con precisión cuál es el modelo que se está tratando y cuáles son las predicciones que se hacen y cuáles son las aproximaciones razonables. Lo demás es retórica e ir buscando justificaciones para demostrar lo que queremos que sea el caso.
El lenguaje natural es ambiguo, los modelos rigurosos y matemáticos, no. Lo que dice, por ejemplo, Lucas, podrá parecer una estupidez, pero nadie tiene la más mínima duda de lo que dice el modelo: ahí está la ecuación de Euler, que algunas veces predice y otras, no. Punto. Esto nos permite saber dónde hemos avanzado un poco y dónde queda mucho por hacer. Las teorías austriacas no presentan nada parecido.
Fijémonos en lo que se hace en la Economía “normal” (lo que sigue es denso y puede saltarse, pero aunque no se entienda del todo dará una idea de cómo se hacen las cosas, que es lo que importa):
El problema fundamental es que no entendemos lo suficiente el comportamiento de la curva de tipos y de las primas de riesgo que estas incluyen. El centro empírico del dilema son las regresiones de Fama-Bliss, que básicamente dicen que, en los datos:
1) El exceso de retorno de los bonos a largo sobre los bonos a corto es predecible por la diferencia entre un futuro sobre el tipo de interés a corto y el tipo actual a corto (si la hipótesis de expectativas puras se cumpliese, el exceso de retorno tendría que ser impredecible).
2) La diferencia entre el tipo a corto hoy y el tipo a corto mañana es poco predecible por la diferencia entre futuro sobre el tipo de interés a corto y el tipo actual a corto (si la hipótesis de expectativas puras se cumpliese, el exceso de retorno tendría que ser perfectamente predecible).
Uno puede pensar en 2) como el converso de 1). De hecho, el coeficiente de la regresión 1) y la 2) siempre suman 1 en los datos (por construcción de la regresión) y lo que ocurre es mientras que el primer coeficiente debería ser 0 y el segundo 1, en los datos el primero es como 0.8 y el segundo 0.2
(por cierto, una demostración mas que todos los que dicen que Fama no entiende el mundo en el que vive, estilo DeLong-Krugman, son unos vagos intelectuales que nunca han leído ninguno de sus papers).
La respuesta estándar es que existe una prima de riesgo que es cambiante con el tiempo (aquí, aquí y aquí se enlazan sendos papers sobre el tema). ¿Cómo se puede generar esta prima de riesgo cambiante con el tiempo? No resulta fácil, pero estos días entendemos que una combinación de preferencias recursivas+política monetaria correctamente modelizada+volatilidad estocástica más o menos lo "conseguimos" y podemos ir con ella a los datos del mundo real y hacer contrastes empíricos y seguir avanzando.
Esa es la actitud humilde de la ciencia. La teoría austriaca de los ciclos, por el contrario nunca se ha encontrado con un problema que no pueda resolver. ¿No es curioso? Hace más de medio siglo alguien lo supo casi todo de las crisis económicas, y no importa que su teoría exagerara la importancia de los tipos de interés y que no incluya ninguno de los elementos que tenemos en la actual, que ya sabemos son irrelevantes. Los únicos que importan son los que supo en su día el binomio Mises-Hayek y, si acaso, alguna reinterpretación adecuada.
Si sirve de consuelo, cosas parecidas se pueden decir de la Teoría General de Keynes y de El Capital de Marx, obras no escritas en términos rigurosos, de manera que hay también una industria montada acerca de "qué quiso decir" el maestro. Cuando alguna una escuela depende demasiado de un autor (Freud o Lacan son ejemplos en Psicología, por si la perspectiva le ayuda a alguien a entender esto) las señales de alerta deben prevenirnos contra el prejuicio que pueda haber en esa escuela.
¿Dónde publican?
Rallo nos refiere a una lista de publicaciones realizadas por economistas que se reconocen como de la escuela austriaca. Lo que no dice Rallo es si estas publicaciones se refieren a validaciones de afirmaciones realizadas por la escuela. Por ejemplo, varias de las publicaciones se refieren a aclaraciones sobre discusiones históricas y otras se refieren a aspectos económicos no particularmente austriacos. Si un economista austriaco muestra que en ciertas circunstancias el mercado o la auto-organización social funciona mejor que una imposición estatal, esto estará bien si el modelo es coherente y será útil si es aplicable. Pero basta echar un vistazo a la lista de artículos para ver que en ninguno de ellos se demuestran las cosas por las que más conocidos son estos economistas. Claro que si me pongo ahora a decir cuáles son estas cosas, Rallo me dirá que no, que unos dicen unas y otros otras.
Cojamos las ideas bien publicadas de los austriacos. ¿Justifican las afirmaciones que luego nos hacen cuando escriben sus artículos de opinión o cuando hacen recomendaciones de política económica? Para esto deben señalarse que son afirmaciones que constituyen el cuerpo particular de la teoría austriaca. Por ejemplo, un economista austriaco puede decir que los mercados perfectamente competitivos son eficientes en ausencia de externalidades, bienes públicos o problemas de información, pero esto no dirá nada acerca de la validez de las posiciones austriacas, puesto que en esto no se diferenciaría de la posición estándar.
Además de todo esto, habrá que recordar que la publicación no ese más que el comienzo de una larga carrera hasta la aceptación de una idea. La mayoría de las publicaciones son acerca de formulaciones de hipótesis o líneas de investigación que parecían interesantes y prometedoras, pero que no acabaron llegando a ninguna parte. Lo malo no es explorar o equivocarse, sino mantenerse en el error. Si alguien me acusa de no haber planteado así la pregunta, debe saber que Rallo está recogiendo unas pocas líneas del libro, que resumen una discusión más completa en el libro.
Esto es lo mismo que diríamos a autores marxistas que publican. Los hay, yo conozco a algunos, pero sus publicaciones son sobre temas de desigualdad, sobre propiedades axiomáticas de reglas de reparto en juegos cooperativos y sobre interpretaciones posibles de algunas ideas marxistas, entre otras cosas. Nada que justifique ni la teoría económica de El Capital ni la mayoría de las políticas económicas que suelen promover los marxistas.
Se me ha dicho más de una vez que hay autores de la escuela austriaca que aceptan el reto del método científico y la exposición a la revisión por pares. Me parece de perlas, se incorporarán a la economía normal. Tal vez acaben siendo el equivalente a los marxistas analíticos (que rechazan la teoría marxista, pero siguen su interés en luchar contra la explotación y la desigualdad).
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace tres años en el blog: Una constitución ambigua.
Y también: Doña Virtudes y la Inmaculada Concepción.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------