¿Es la escuela austriaca una pseudociencia? Juzgue usted (y 2)

Publicado el 12 diciembre 2013 por José Luis Ferreira
Esta es la segunda parte de mis comentarios a las contestaciones de Juan Ramón Rallo a unas frases extraídas de mi libro Economía y Pseudociencia sobre la escuela austriaca. Debe leerse la primera para entenderla bien.
La praxeología es el método alternativo al científico propugnado por Mises y origen de su apriorismo (= prejuicio),como si tal alternativa fuera posible.
¿A quién convencen?
Rallo responde con una lista de autores que reconocen haber recibido influencia de la escuela austriaca. De nuevo son vaguedades. Esto no es convencer. Robert Lucas puede haber tenido su influencia intelectual y filosófica en esta escuela, pero nadie le ha convencido de la teoría de los ciclos austriaca ni de sus teorías bancarias, por ejemplo. La filosofía individualista de Hayek es una predilección personal. Jamás he dicho que hacer más hincapié en la responsabilidad individual o en la solidaridad social a la hora de manifestar preferencias sobre cómo organizar la sociedad sea objeto de mi crítica científica (sí lo es de mi crítica moral basada en mis propias preferencias morales, pero esto es ajeno al debate). Las únicas críticas se refiere a la elaboración de teorías que expliquen la realidad y a la propuesta de medidas económicas con un determinado fin que tenga evidencias de que esa propuesta lleve efectivamente a ese fin. En esto no han convencido.
Muchos economistas simpatizan con estas preferencias individualistas, pero lo único que importa es lo que puedan demostrar. Por ejemplo, si Vernon Smith se interesa por la hipótesis de Hayek de que en un mercado competitivo los individuos solo necesitan saber los precios y nada más para que todo funcione y la comprueba experimentalmente, eso no implica nada de lo que distingue desde hace décadas a la escuela austriaca. Ese resultado se había demostrado formalmente y era aceptado en la Economía "normal". Hurwicz, alejado ideológicamente de los austriacos, fue más allá y demostró formalmente que el mercado competitivo usaba el mínimo de información de los posibles en cualquier mecanismo económico que uno pudiera concebir y que fuera eficiente. El método experimental de Vernon Smith de hecho fue muy criticado por los austriacos y con él ha probado recientemente que para la existencia de burbujas es irrelevante la base monetaria (supuestamente una de las razones para querer el patrón oro, tan caro a los austriacos). Si, por poner otro ejemplo, Coase, impulsado tal vez por sus ideas, se interesa por las negociaciones privadas y muestra que en ciertas circunstancias estas pueden resolver problemas de externalidades sin necesidad de una autoridad que imponga la solución, todos tomamos nota de ello. Si, en cambio, se extrapola este resultado para justificar que toda negociación privada (fuera del alcance del teorema) es mejor que una imposición o regulación pública, estaremos en la pseudociencia. Hicks escribió un libro, Capital and Time: a Neo-Austrian Theory, en el 73 que no tuvo ninguna trascendencia y por el cual desde luego no le dieron el Nobel (en el 72).
Recordemos que los mismos economistas de Chicago que compartían ideología liberal con Hayek rechazaron que entrara en el departamento de Economía por no ser un economista científico. James Buchanan, que se reconoció muy influido por Mises y Hayek, llegó a decir posteriormente que la escuela austriaca se había convertido en una secta (cult, en inglés), algo que también dijo Gary Becker, otro gran economista liberal. Milton Friedman, que no está en la lista de Rallo, aunque suele ser citado por los austriacos, dijo textualmente:
“I think the Austrian business-cycle theory has done the world a great deal of harm.”
Por seguir con el símil anterior, es como decir que la teoría marxista de las crisis de sobreproducción está validada porque hay muchos economistas de influencia marxista.
Rallo nos enlaza un artículo en el que se intenta mostrar que la escuela austriaca no está marginada en la Economía moderna. Encuentra 3 universidades 3 en todo el mundo con un núcleo de economistas austriacos (George Mason en EE.EE., Rey Juan Carlos en España y Francisco Marraquín en Guatemala), luego encuentra austriacos dispersos hasta en otras 4 universidades 4 en todo EE.UU. También encuentra que ha habido 3 estudiantes 3 de George Mason que han conseguido colocarse en sendas universidades de prestigio. Textualmente dice (página 4):
"in the last years GMU in particular has placed graduates at prestigious schools such as Chicago (Peter Leeson), New York University (Adam Martin) and Duke (David Skarbek)."
Claro que si nos molestamos en cotejar los datos tenemos lo siguiente:
Peter Leeson: Assistant Professor en West Virginia y Professor en GMU (su misma escuela). Lo que ha sido es "Visiting Professor of Economics" en Chicago. Eso no es "place a student at Chicago". Un visiting no es una posicion permanente y, dependiendo de la situacion, puede ser algo bueno (si te pagan) o poco (un "body" que te traes para que dé clase).
Adam Martin: New York University, Development Research Institute, Post-Doctoral Fellow. 2009-2011 y New York University, Department of Economics, Instructor. 2010-2011. Un instructor o un post-doc no es "place a student". Es una manera más o menos chapuza de librarse de alguien. Ahora es lecturer en King’s College London, que es buena escuela en ciencias, pero en ciencias sociales, bueno, pues no de lo mejor del Reino Unido.
David Skarbek: Visiting assistant professor en Political Science en Duke. De nuevo, no es tenure-track, y ahora esta también en King's College.

La cita anterior "In the last years..." es, el mejor de los casos, "economical with the truth" (por usar una expresión que le gusta a un colega). En realidad, es profundamente deshonesta.¿Y qué pasa con los austriacos de las otras universidades? Vemos en la página 9:

"In 2012, based on the Shanghai Academic Ranking of World Universities in Economics / Business, New York University Economics Department was 9th in the world"
Lo cual es mucho orgullo, pues es el departamento de más calidad en donde encuentran austriacos, en particular tienen a Israel Kirzner y Mario Rizzo. Pero resulta Kirzner es ya emérito y Rizzo es Associate Professor y no lo promocionaron nunca a Full Professor, que en el sistema americano, donde casi todo el mundo promociona tarde o temprano de Associate a Full es lo mas cercano que tienen a decirte "no sabemos cómo librarnos de ti". NYU está donde está en los rankings por Sargent, Gertler y compañía. Que Rizzo este ahí es irrelevante para el ranking. Emplear a NYU como ejemplo de calidad academica de los austriacos es una tomadura de pelo.
También en la página 6 presumen de que un austriaco, Nicolai Foss, es el 1.435 en RePEc en número de papers. Es mejor emplear el índice agregado (que incluye cosas como citas): En ese está el 1.845. Y si condicionamos en los últimos diez años (que da una idea de lo activo que es alguien), no aparece entre el 5% mejor. Pero bueno, da igual, el 1.435 o el 1.845 importa poco. No es ni de los 1.000 tipos más citados del mundo. La verdad es que si yo lo mejor que tuviese para presumir es un 1.435 estaría bastante calladito.
El paper en general es un "infomercial" destinado más a engañar a incautos estudiantes que a ninguna otra cosa. Este es el tipo de documentación con el que Rallo nos quiere convencer de que la escuela austriaca convence.Esto no es convencer, es mentir directamente para ocultar lo que son, una escuela sin apenas influencia académica en la Economía moderna.¿Qué datos necesitan para invalidar alguna de sus hipótesis?

Rallo vuelve a evadir la respuesta, diciendo que hay de todo. Dice que hay que ir caso por caso, pero no da ningún ejemplo. Cuando a mí me hacen esa pregunta mis amigos físicos o biólogos que dudan de la metodología económica no les contesto con esa evasiva, sino que les pongo casos concretos. De hecho mi serie de artículos en Mapping Ignorance está pensada así.
Es interesante que Rallo reconozca que “muchos austriacos no aceptan que la teoría pura (no así la economía aplicada o la historia)” pueda ser falsada, pero otros sí lo hacen con diversas cautelas. Esa actitud es inaceptable, por dos razones. Primero, una teoría puede ser coherente lógicamente y ser perfectamente inútil como teoría descriptiva o normativa. Obviamente si pretende ser descriptiva necesita de los datos para saber si nos sirve con este objetivo. Si pretende ser normativa, también, puesto que necesitamos tener una idea de hasta dónde es posible que sirva como norma. En cualquier caso deberá aclarar a qué se refiere su carácter normativo: ¿es lo que se debe hacer si se es racional? ¿si se tienen tales preferencias por la libertad, seguridad, responsabilidad, solidaridad,…? El objetivo de esta construcción es, aunque interesante, casi seguramente imposible o, por lo menos, estamos demasiado lejos como para que puedan hacerse las afirmaciones tajantes que hacen los austriacos en sus opiniones de política económica. Los axiomas, además, deberán poder revisarse, por muy intuitivos que nos parezcan, si llevan a conclusiones erróneas. En cualquier caso, si creen que lo han conseguido, que lo muestren. Y ahí tenemos la segunda razón de la inaceptabilidad de esta actitud: sus teorías no tienen el rigor de un sistema formal como para poder mostrar lógicamente su coherencia. Una cosa es lo que pretendan y otra lo que consiguen. Con un lenguaje natural sin formalización es imposible hacer lo que quieren hacer. De eso ya he puesto un ejemplo en la primera entrada.
Un par de afirmaciones sobre Hayek
A la afirmación de que Hayek no era consecuencialista Rallo responde que sí lo era (aunque en realidad critica la afirmación de que es anticonsecuencialista, cosa que yo no he dicho). Si uno dice que Hayek o los austriacos abogan por una restricción de la intervención estatal en la vida económica porque de esa manera los seres humanos serán más libres y vivirán mejor y que entonces la restricción de la intervención estatal es un instrumento para una consecuencia, pues bien, la posición es consecuencialista en ese sentido. No voy a mantener una discusión semántica (pero fíjese qué juegos verbales tiene que hacer: metarracionalista (?), utilitarista restringido,...).
En mi opinión, la idea de que aceptamos normativamente unos axiomas (aunque no estén definidos con rigor) y a partir de ellos aceptamos las consecuencias que vengan no es consecuencialista, ni lo es la idea apriorística de que casi cualquier intervención estatal es peor que su alternativa de no intervención. Por mi parte, estaría encantado de saber que estos economistas sí son consecuencialistas, pero es difícil leyendo cosas como esta.
Rallo aprovecha para decir que es un bulo que Friedman refutara la teoría de los ciclos austriaca. El von Mises Insitute lleva tiempo diciendo esto y Rallo lo repite. Lo que dicen es que no les convence la refutación de Friedman y que, como no les convence, es un bulo que lo refutara. Si quisiéramos salir de dudas bastaría con presentar la teoría en términos más claros y contrastables y podríamos acudir a los datos y estar todos de acuerdo en lo que dicen. Como no es así, será difícil distinguir su defensa de la táctica del blanco móvil.
Y por esto es malo poner límites a las emisiones de CO2 o poner impuestos para financiar bienes públicos o una sanidad universal-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace tres años en el blog: El español, ¿oficial en Europa?
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