En posts anteriores ya he contado que creo que la mejor manera de criar a nuestros hijos es predicar con el ejemplo. Creo que no podemos exigirles paciencia si nosotros la perdemos continuamente, ni respeto si ven que nosotros no respetamos a los demás, ni que coman de todo cuando nosotros no lo hacemos. Nuestros hijos ven, en gran medida, el mundo a traves de nuestros ojos y piensan que todo lo hacemos bien.
En relación con esto, muchos padres creen que, ya que nuestros hijos nos consideran perfectos e infalibles, no debemos mostrar debilidad. Me explico: algunas personas opinan que en las decisiones que tomemos con respecto a nuestros hijos, es importante no cambiar de opinión. Si decimos que no, tenemos que mantenerlo hasta el final, asumiendo las consecuencias que esto conlleva.
Yo creo que esto no siempre tendría que ser así.
En la vida hay muchas circunstancias en las que un no es un no inamovible...hay determinadas cosas que no se pueden hacer y otras que hay que hacer obligatoriamente aunque no apetezcan. Y esto tiene que ser así por la seguridad de nuestros hijos, por la de los demás y para garantizar una convivencia agradable.
Pero hay otras muchas que son variables y en las que podemos acertar o no. Cuando decidimos hacer esto o aquello por nuestros hijos, lo hacemos pensando que es lo mejor, pero puede darse el caso de que el tiempo, la experiencia, o incluso ellos mismos, nos demuestren que nos hemos equivocado. Que conseguimos en estos casos manteniendo nuestra postura sin aceptar que podemos estar equivocados?
Yo quiero que mi hijo sea una persona razonable, capaz de asumir sus errores y de cambiar de parecer. Si yo me cierro en mis posturas, sin dejar que nada ni nadie me haga cambiar de idea el mensaje que le estoy enviando es el contrario: las cosas son como uno las dice y punto.
Por ejemplo...
Si yo le he dicho que no iríamos al parque, pero el me cuenta que precisamente hoy le hace especial ilusión ir porque va a ir tal o cual amiguito...porqué no puedo cambiar de opinión y llevarlo? haciendolo le enseño que tengo en cuenta sus sentimientos y opiniones.
Si he decidido matricularlo en el cole con tres años, pero después de llevarlo unos días siento que no es feliz y el me dice que no quiere ir...que tiene de malo el cambiar de opinión y probar el curso siguiente? creo que más que una muestra de debilidad por mi parte, mi hijo llegará a la conclusión de que su madre cuenta con el a la hora de tomar las decisiones, aunque implique cambiar de parecer.
Para mi lo realmente importante es que David aprenda que en la vida uno no siempre posee la verdad absoluta y que muchas veces nos equivocamos. Y que mejor forma de enseñarle esta lección que siendo yo misma la que , cuando la ocasión lo requiera, dé mi brazo a torcer? por otro lado, muchas veces nos quejamos de que nuestros hijos son cabezones, no razonan o se quieren salir con la suya siempre..no reforcemos esa actitud haciendo nosotros lo mismo.
Creo que este es un tema difícil y no tengo la certeza de si mi opción es la más correcta, pero una vez más, trato de decidir según mis prioridades. Mi prioridad es que David vea que su madre es humana, que se equivoca y que es capaz de cambiar de opinión, porque creo que de esta manera le transmito ciertos valores que yo considero importantes.Para otros, las prioridades serán otras y, por lo tanto, será diferente la actitud que tomarán al respecto.
Con esto quiero decir que no trato de defender esta postura en oposición a las demás, sino que para mí creo que es la mejor. Cada uno sabe cuales son las cosas que considera fundamentales y que quiere transmitir a sus hijos. Lo único que tenemos que hacer es ser coherentes con nosotros mismos y tener claro lo que consideramos importante y lo que es secundario.