La borrachera llegó a su fin, y por supuesto toca resaca...de las gordas, y como buenos arrepentidos, los involucrados no se cansan de repetirse (curioso) que no beberán nunca más, y que ahora lo ven claro: la abstinencia es el camino. En este reportaje light y escueto "sueltan" la cosa ingenuamente, pero incluso en estos cinco minutos se puede ver cláramente lo que les cuesta a los propios arquitectos asumir los errores con el mismo fervor que se aplauden a si mismos. Dudo mucho que la arquitectura espectáculo esté siquiera cerca de desaparecer (en eso se parace al resto de los promotores de ocio, cuyo único objetivo es la atención social, a través de los medios, de los gobiernos, etc...), pero es que tampoco creo que el problema de la arquitectura sean esas muestras de ego-arquitectos, más bien se trata de la arquitectura de lo cotidiano, de las masas, que es donde más se erra, y a su vez la que menos aparece en los medios.
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