Revista Ciencia

Es muy absurdo que la ciencia sea una de las bajas de toda crisis económica

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

Cuaderno de Bitácora de la Crisis: Es muy absurdo que la ciencia sea una de las bajas de toda crisis económica

Juan José Gómez Cadenas

Juan José Gómez Cadenas (Cartagena, 1960) lleva toda la vida trabajando en un mundo que para los no iniciados podría parecer tan esotérico como el de las ciencias ocultas. Los neutrinos, las invisibles partículas que estudia, son tan escurridizas que podrían atravesar una pared de plomo de cincuenta años luz de grosor sin inmutarse. Sin embargo, hay teorías que sugieren que su papel en los instantes posteriores al Big Bang fue esencial para permitir que el universo tal y como lo conocemos y nosotros mismos existamos.
Juan José Gómez Cadenas (Cartagena, 1960) es profesor de investigación del CSIC y dirige el grupo de Física de Neutrinos del Instituto de Física Corpuscular de Valencia. También es director del proyecto NEXT. Ha trabajado como físico de plantilla del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) y en las universidades de Harvard y Massachussets. También ha escrito dos libros: El ecologista nuclear. Alternativas al cambio climático y la novela Materia Extraña.
Para tratar de desentrañar este misterio fundamental sobre el funcionamiento del cosmos, el investigador ha diseñado NEXT, un detector de neutrinos que se instalará en el laboratorio subterráneo de Canfranc. Este proyecto, que estuvo en vilo por la falta de fondos, ha recibido el empujón necesario para competir en la carrera internacional por lograr un hallazgo que estaría al nivel del descubrimiento del bosón de Higgs.
La Unión Europea, a través del programa Advanced Grants del Consejo Europeo de Investigación (ERC), financiará con 2,5 millones de euros la puesta en marcha de NEXT. El éxito, logrado después de años de lucha, parece haber calmado a un investigador que, como se puede observar en su cuenta de Twitter, no responde a la imagen del científico enfrascado en sus asuntos que ignora la realidad social o política que le rodea. “Ahora, en un momento malo, además de criticar, hay que dar mensajes optimistas, que nos animen y nos muestren que se pueden hacer cosas”, dice.
¿Qué es el proyecto NEXT y por qué crees que Europa lo ha valorado tan bien?
El proyecto busca desintegraciones doble beta sin neutrinos, un tipo de proceso muy raro cuya observación requiere experimentos muy sofisticados. En caso de alcanzar nuestro objetivo estaríamos realizando un descubrimiento muy importante, que sería demostrar que el neutrino es su propia antipartícula. Si te parece un resultado un poco abstracto, piensa que el universo primitivo estaba compuesto por una sopa de materia y antimateria en iguales proporciones. El universo en el que vivimos se forma después de que casi toda la materia se aniquile con toda la antimateria. Ese pequeño desequilibrio entre una y otra podría haber sido originado por neutrinos majorana, esto es neutrinos capaces de desintegrarse a materia y antimateria, que además prefieran ligeramente la primera que la última.
Conseguir nuestro objetivo requiere hacer un experimento muy difícil, porque la desintegración que estamos buscando es rarísima. Con suerte, nos esperamos detectar dos o tres desintegraciones al año en un experimento con 100 kilos de gas xenón, que por cierto no es xenón corriente sino que está enriquecido en el isótopo Xe-136. Si viviéramos en un planeta que no fuera radiactivo, dos o tres desintegraciones se podrían detectar. Pero en nuestro planeta Tierra tenemos tres gramos de uranio y unos diez gramos de torio por tonelada de roca. El planeta está hirviendo con desintegraciones radiactivas. De hecho, la proporción entre las desintegraciones producidas por este mecanismo de la doble beta sin neutrinos y las desintegraciones normales de la radiactividad natural son al menos quince órdenes de magnitud. Para que nos hagamos una idea, eso es un grano de arena en una playa como la Malvarrosa.
Eso requiere una tecnología muy sofisticada. Estos experimentos son posibles porque, aunque la desintegración que nosotros buscamos es muy rara, la señal que produce en un detector es muy clara. Nosotros buscamos un tipo de señal en la que aparecen dos electrones en el material que se está activando, que tienen siempre la misma energía. Si dispusiéramos de un aparato que midiera la energía a la perfección, con cero error, podríamos ir exactamente a la zona donde sabemos que tiene que estar la suma de las dos energías y ver lo que aparece allí. Pero esto no es así. Todos los aparatos tienen un pequeño error de medida y en estos errores pueden aparecer sucesos de ruido de fondo que se deben a la radiactividad natural. Esos fenómenos no se parecen mucho a los nuestros, pero cuando tienes una playa entera a comparar con un grano de arena, siempre puede haber uno que parezca idéntico a lo que estás buscando.
El experimento NEXT ofrece, frente a otros experimentos que también quieren conseguir lo mismo que nosotros, tres cosas. Primero, podemos utilizar el xenón, un gas noble del que disponemos en abundancia en la naturaleza. El tipo de xenón que buscamos está enriquecido al 90% en el isótopo Xe-136 y tenemos cien kilogramos que enriquecimos en Rusia hace cinco años. En aquella época había más dinero para investigación y una secretaría de Estado en el ministerio de ciencia muy visionaria.
Disponemos del material para hacer el experimento y disponemos de la tecnología. Este gas lo metemos a alta presión en una vasija que se parece a una bombona de butano, y estudiamos las señales que se producen. Eso se consigue porque las desintegraciones producen un centelleo en el espectro ultravioleta que sabemos detectar gracias a una instrumentación muy sofisticada. NEXT tiene muy buena resolución y tenemos algo que nadie más tiene, y es que podemos ver la propagación de los dos electrones que marcan que lo que observamos es un suceso doble beta. El único experimento que puede combinar estas tres cosas, mucha masa, muy buena resolución de energía y una señal extra como los dos electrones es NEXT.
Sin embargo, hay gente relacionada con otros experimientos, que también buscan lo mismo que vosotros, que dice que NEXT es demasiado pequeño o que llega tarde porque ellos ya llevan tiempo con sus experimentos en marcha.
Este es un campo muy competitivo y es normal que nuestros competidores sean escépticos (también lo soy yo de sus propuestas, si no, no habría iniciado mi propio experimento). Mi buen amigo Giorgio Gratta, que es el director de EXO, no va a opinar que mi tecnología es mejor que la suya, porque él lleva el experimento rival. Es una rivalidad amistosa. Cada material tiene ventajas, y sobre lo de que él argumente que llegamos tarde, yo digo que hay tiempo de sobra porque este experimento se resuelve en diez años.
Además, el hecho de que dos experimentos, con técnicas parecidas pero distintas, concurran con el mismo objetivo, siempre es positivo. Tú naturalmente lo planteas como rivalidad, porque es la dinámica de la investigación, pero detrás de esa rivalidad, hay una enorme dinámica de colaboración. Y lo que nunca se dice es que nos intercambiamos los cromos. Los estudiantes de doctorado que se forman en NEXT a menudo van a parar a EXO o a KamLAND-Zen y viceversa.
Por otra parte, NEXT es una idea innovadora y es normal que al principio genere reticencias y escepticismo en el campo. Hay colegas míos que han apuntado las dificultades técnicas o de otra índole del experimento (muchas de las cuales ya hemos demostrado que podrían superarse). Por otra parte, otros muchos científicos y yo desde luego, valoramos más el potencial de éxito que los posibles riesgos. En ese sentido, yo creo que lo que nos ha pasado con el Advanced Grant es muy significativo. No es el primer año que lo pido, es el cuarto. NEXT existe gracias a que, hace cinco años, en España hubo un programa visionario que se llamó Consolider. Este programa apostó por programas de alto riesgo. Y ahí sí, cuando hace cinco años dijimos que íbamos a hacer NEXT, no teníamos nada en la mano. Creo que la ERC lo que muestra es la madurez del proyecto.
¿A qué crees que se debe que, en ocasiones, haya reconocimientos fuera que no se logran dentro del país, o que la UE reconozca proyectos que no tienen tanto reconocimiento por el Estado en España?
Lo cierto es que NEXT arrancó gracias a un proyecto Consolider, lo que implica que hace cinco años hubo una apuesta muy decidida del ministerio. Hace dos años tuvimos dificultades, relacionadas con el escepticismo de algunos colegas, tal como mencionaba arriba. Creo que la Advanced Grant pone las cosas en su sitio.
Este año también ha habido gente descontenta con el proceso de selección, y sobre todo con la forma de expresar determinadas decisiones dentro del programa Ramón y Cajal. ¿Esto se puede mejorar o esas quejas siempre van a existir?
Creo que hay que separar la anécdota de los temas trascendentes. El programa Ramón y Cajal es excelente, visionario también. Si haces la estadística de los últimos cinco años, los que se han llevado el Ramón y Cajal son muy buenos, aunque en cinco años pueden tomarse decisiones criticables, pero eso pasa en todo, es el margen de error. No creo que sea malo que salgan estos casos a la luz, porque nos mantienen a todos honestos, pero si uno evalúa el programa en diez años, el resultado es extraordinario y ha ido bien a pesar de los eventuales fallos del sistema.
Quizá el problema principal de este programa es que se ha reducido drásticamente, como muchos otros programas de ciencia en España. ¿A qué crees que se debe esta situación de asfixia de la ciencia española? ¿Es una cuestión de este Gobierno o tiene que ver con un desinterés general de la sociedad por la ciencia que lleva a los políticos a ignorarla cuando vienen épocas malas?
Este último punto va en esa dirección. Los recortes en ciencia no los empezó este Gobierno, los comenzó el anterior. El anterior, que pasó de dar el oro y el moro a no dar ni pipas. Los de ahora al menos no se han contradicho. Este cambio de actitud de un Gobierno refleja que no hay una actitud escrita en piedra. Por cierto, no es raro que en situación de crisis, otros gobiernos de otros países recorten la ciencia. Pasa todos los días. La ciencia tiende a ser una de las bajas de toda crisis económica, lo cual es muy absurdo, porque la ciencia le da a la sociedad mucho más de lo que recibe. Pero desde el punto de vista del cortoplacismo, del señor que tiene que tomar una decisión, entre cortar el número de maestros o el número de camas en el hospital o cortar al que quier medir si el neutrino es el antineutrino, pues se corta al del antineutrino porque no va a liar ninguna ni se va a dejar a ningún niño sin tratamiento. Es algo que se comprende y por eso no quiero pensar que los políticos lo hacen todo con maldad. Hacen lo que pueden.
Claro, te puede pasar que un experimento como NEXT te descubra la penicilina. Roentgen descubrió los rayos X que han salvado millones de vidas haciendo lo mismo que yo hago en NEXT, jugueteando con unos cacharros. Pero esa apuesta de alto riesgo solo la ves en situación de bonanza económica. Este es un fenómeno que no creo que sea único en España. Lo que sí es único es que nuestra tradición científica no es tan grande, por tanto no tenemos una tradición consolidada que diga, aquí hay unos mínimos que se tienen que mantener en ciencia. También llega el momento en que, si has invertido mucho en ciencia y has tenido suerte, tu sistema de ciencia es tan poderoso que sabes que te conviene seguir haciéndolo. Hay países como Finlandia o Japón que invierten más en ciencia cuando tienen crisis. En España eso aún no ha llegado. Este Gobierno hace lo que hizo el anterior: estoy apurado, corto.
Los recortes son demasiado drásticos y no se han hecho bien. Parte de la lectura que hago es que no tenemos un ministerio de Ciencia. Ahora somos parte de un ministerio de Economía y Competitividad que nos debe considerar lo menos relevante de su provincia. A mí me consta que la secretaria de Estado hace lo que puede y que en la oficina de proyectos se dejan la piel para intentar sacar los proyectos y se tropiezan con Hacienda.
Como control de daños, ¿qué crees que se puede hacer para no dejar partes del sistema de ciencia hundidos cuando la situación económica mejore? ¿Qué partes es imprescindible mantener?

Creo que eso es difícil de saber porque en ciencia nadie sabe dónde está el siguiente gran descubrimiento que pone patas arriba el mundo. Sobre todo creo que el sistema de ciencia se debe modernizar. ¿Cómo se puede hacer eso? Por ejemplo, en Finlandia, a todos los investigadores que piden un Starting Grant del ERC y pasan la primera criba con una A (tope 30%) se les financia su proyecto incluso si no son seleccionados en la criba final. Esto se habla de implementarlo en España. Si se va en esta dirección está bien.
No hay fórmulas mágicas, pero se trata simplemente de combinar buena voluntad y que se entienda qué es lo mínimo. Es imprescindible ser consistentes y agilizar los procedimientos administrativos. También, creo, hay que fiarse más del investigador y dejarle hacer su ciencia en paz. Aquí se puede aprender mucho de EEUU. Pero lo más importante es diseñar un programa realista, consistente y que premie la excelencia. A la larga, creo que nuestra participación en el sistema de ciencia europeo nos permitirá mejorar.Fuente: Es Materia.


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