No solo es normal, lo extraño sería no sentir esa sensibilidad tan característica del embarazo, especialmente durante las primeras semanas. Muchas mujeres no saben que están embarazadas pero empiezan a notar que sus pechos les molestan más de lo habitual. Es una molestia común en los días previos a la menstruación, por ello la mayoría de mujeres no piensan que pueden estar embarazadas.
Las sensaciones van a depender mucho de cada mujer, puede ir desde un hormigueo hasta verdaderos picores, hay algunas a las que les molesta hasta el agua de la ducha.
Esta sensibilidad es la primera de las fases por las que atravesarán los pechos durante los nueve meses de embarazo. Sucede en las primeras semanas tras la concepción y es debido al aumento de hormonas que se generan en el embarazo. Los pechos van a ser una parte básica en todo el proceso, serán los responsables naturales de alimentar al recién nacido, de ahí que al igual que el bebé crece en el interior de la madre, los pechos también crezcan y se preparen para su misión.
¡Además de estar más sensibles crecen si parar!
Junto al aumento de la sensibilidad se produce también un aumento en el tamaño de los senos, las glándulas mamarias crecen, esto va a provocar que la piel se estire por lo que será común la aparición de estrías, además de picores y una mayor sensación de pesadez en la zona.
El aumento de los pechos y esa mayor sensibilidad va a ser una constante en la etapa inicial para lo que habrá que estar preparada. Es muy probable que se tenga que aumentar una o dos tallas de sujetador buscando siempre la comodidad. La única manera de enfrentarse a estos cambios no siempre agradables, va a ser adaptándose a ellos. Utilizar sujetadores cómodos, hidratar la zona, usar un sostén adecuado también para dormir o no aplicar productos agresivos en la zona será algunos de los remedios comunes para sobrellevar estos cambios sin problemas.
Las pérdidas durante el embarazo
Junto a la mayor sensibilidad hay madres que experimentan también pérdidas de calostro. Se trata del líquido previo a la leche que los senos empiezan a segregar antes de dar a luz, es algo habitual y no debe preocupar a la mujer. En el caso de que resulte incómodo se pueden utiliza almohadillas protectoras como las que se utilizarán durante la lactancia para evitar que el líquido traspase los tejidos.
Sensibilidad, pérdidas de calostro, aumento de tamaño... son los cambios habituales a los que habrá que sumar otros como el oscurecimiento del pezón y la areola, buscando ser un blanco fácil para el bebé y el aumento de las venas que se marcan más a través de la piel debido al aumento del flujo sanguíneo.
Conocer estos cambios y aceptarlos como algo normal durante el embarazo será necesario para sobrellevar esta etapa sin problemas. Si las molestias son excesivas o por el contrario no se produce ninguno de estos síntomas se puede acudir al médico para que valore la situación.