Octubre me gusta. Me ha gustado siempre. Siempre ha sido un mes especial. En octubre el otoño entra de lleno aquí, con sus intensas lluvias para limpiar y llevarse lo malo, y dejarnos preparados de nuevo para recoger lo bueno que tenga que venir.
Octubre es un mes de colores cálidos, donde los tonos anaranjados, amarillos, rojizos y marrones simbolizan un cambio de aires. Tejen una alfombra mullida que invita a pasear, a llenar los pulmones de aire limpio, fresco y nuevo.
En octubre siempre hemos celebrado los santos de mis hermanos, tu cumple y el mío, y desde hace poco el de Rubiazo.
En octubre terminaste de enfermar... Y te fuiste. Para siempre. Justo un día antes de cumplir años. Es curioso que todo quede en octubre.
Y ya estamos en octubre, y tengo miedo. Porque es mi primer octubre sin ti. Porque el martes, por primera vez en muchos años, no llamarás a las 19:45 para desearme feliz cumpleaños y meterte conmigo por hacerme mayor. Porque no me preguntarás si ya me ha llegado mi regalo. Porque no te diré que el fin de semana comemos juntos y que yo llevo la tarta para que me cantes. Porque va a ser mi primer cumpleaños sin ti en 37 años.
Estamos en octubre y tengo miedo. Porque esta vez el día 9 me comeré sola las frutitas de mazapán de La Mocadorá, y porque cada vez que muerda una te imaginaré a ti frente a mí eligiendo justo la que yo iba a coger.
Estamos en octubre y tengo miedo, sí. Porque el 15 está a la vuelta de la esquina y recordaré salir del cole a mediodía para ya no volver y encerrarme en tu casa durante casi cuatro intensos días. Porque el 19 hará un año que, después de una intensa lucha de más de dos años y una valentía encomiable, cerraste tus lindos ojazos verdes de mirada intensa y sabia, y no los volviste a abrir más. Porque el 20 será tu cumpleaños y me quedaré con las ganas de darte el abrazo más grande del planeta, y perderme en tu cuello con olor a papá, porque no podré comprarte un libro como manda la tradición, ni tirarte 68 veces de las orejas. No es justo. Y porque, además, el 25 nuestro Rubiazo sinvergüenza hará dos años que asomó su rubia cabeza al mundo. Dos años de aquel día en que tú, apoyado tan sólo en tu bastón, aguantaste el parto de tu nieto sólo porque yo te lo pedí, y sacaste fuerzas de donde no las tenías para verlo llegar a revolucionar nuestras vidas. Y lo hiciste sin dejar de animarme y sonreír.
Octubre me gusta, papá. Porque siempre ha sido nuestro mes. Porque tú y yo nos hemos reconocido siempre tan iguales.
Pero octubre me asusta, papá. Porque tú no estás aquí para decirme que todo está bien y que no llore más.
Y, sin embargo, OCTUBRE, a pesar de todo, es especial.
Todo empieza y todo acaba aquí, en OCTUBRE. Por algo será.
TE QUIERO. HASTA LA LUNA Y VUELTA.
CON M DE MAMÁ y O de OCTUBRE.