Es que van por ahí provocando

Publicado el 06 noviembre 2010 por Eowyndecamelot

Jo no t'espero

Según el diccionario de más uso de violadores y maltratadores, provocación se define como un hecho legitimador de abuso y violencia que consiste en que una mujer vaya por ahí luciendo alegremente los atributos de los que le ha dotado la naturaleza, o también cuando, en su afán de prepararle la cenita al pariente a la hora adecuada, el ama de casa se equivoca en los minutos de cocción del huevo duro. No es necesario hacer más comentarios sobre estas aberraciones, que sólo cito a modo de comparación con otras situaciones que sí estimo muy provocativas. A saber:

-Soy un chico o una chica de buena familia muy solidario o solidaria que me sacrifico a pasar mis vacaciones en África (dejando a la familia en casa) con una oenegé de diseño para repartir cositas a los pobres negritos en mi dorada caravana, a pesar de que habría maneras mucho más baratas de hacérselas llegar en el caso de que ésta fuera la mejor forma de colaborar con el desarrollo de los países africanos. Unos negritos malos, que también los hay, me secuestran, y entonces solicito al Gobierno de mi mísero país que cada vez se va acercando a la miseria de África, y sin razones postcoloniales, que me pase la indemnización de víctimas del terrorismo, aprovechándome del impacto mediático de mi padecimiento y comprendiendo que las elecciones se acercan y a los partidos en el poder y en horas bajas les conviene hacer gestos populistas y políticamente correctos. ¿Serán tan burros que me darán lo que quiero, aunque es obvio que yo iba por ahí provocando?

-Soy el jefe de un Estado semidictatorial, antidemocrático, anti derechos humanos, homófobo, machista e integrista católico que envío consejos contra la salud pública al mundo entero aprovechándome de la desesperación de demasiados de sus habitantes, a la que he contribuido con mis turbios negocios y los de mis adláteres, y que es la única razón de que alguien haga caso aún de las trasnochadas doctrinas que promulgo. Voy de visita al país más penoso de la Unión Europea, los únicos que aún me aguantan porque no tienen huevos/ovarios de romper pactos absurdos en los que están claramente en inferioridad y que se dictaron en épocas franquistas o postfranquistas. Mi viaje, naturalmente, está sufragado con los impuestos de los desgraciados habitantes del susodicho país, donde el que trabaja explotado y no tiene tiempo ni de asomar la nariz por la ventana ya tiene suerte, porque la mayoría no tienen ni eso. Llego a la Sagrada Familia en un baño de masas de activistas emPAPAdos, PAPAnatizados y hartos de PAPAr moscas que, desafiando a los nacionalcatólicos de la zona alta que cuelgan en sus ventanas banderas vaticanas, me obsequian con una lluvia de verduras en diferentes estados de putrefacción. De pronto, a un ingeniero despistado que seguro que podría hacer algo mejor que encargarse del ilógico trazado del AVE impuesto por las autoridades se le ocurre poner en marcha la tuneladora debajo del emblemático edificio barcelonés. Éste se derrumba con jubiloso estrépito, para pasmo de los presentes, decepción de los guiris y espanto de las arcas municipales de la Ciudad Condal, y me encuentro alzando mis manos al cielo en actitud de desesperada súplica, entre cascotes modernistas y restos de tomates putrefactos, y clamando ‘Dio mio, perchè m’hai abandonato?’ (si mi italiano tiene faltas disculpadme, pero es que yo soy de nazionalidad alemana). Y entonces, Eowyn de Camelot, que pasaba por allí casualmente con una sospechosa cesta de hortalizas en la mano, me suelta: ‘Ah, guapo, es que tú (y todos los demás, los organizadores de tu visita, tus gobernantes lameculos, los promotores del AVE) vais por ahí provocando’.