Desde que en 1966, Yves Saint Laurent, transformara el uniforme masculino por excelencia a la máxima expresión de la feminidad, las calles se han convertido en perfectas muestras de lo que se empezaba a intuir en las pasarelas internacionales. Su uso casual y apariencia "working", no tardaron en cautivar a una mujer activa y a la vez elegante.
Las modelos más renombradas de la época como Bianca Jagger, supieron darle una vuelta de tuerca y sacarle partido para convertir el traje en un ícono de la sensualidad y la elegancia.