Puede que no se hallen en su mejor momento, pero es tiempo de procesiones. Cierto es que muchos optan por viajar, por ir a la playa, por cambiar de aires o, simplemente, por descansar y quedarse en casita, tranquilos. Yo misma lo he hecho en muchas otras ocasiones, pero este año me apetece "procesionar", como yo misma digo.
El pasado lunes fui a ver a mis monjitas a su convento. Pasamos dos horas geniales de charla, risas, intercambio de ideas, abrazos y besos. Fue tan agradable el rato que pasamos, que casi llegamos tarde a la Misa. Misa en que eran nombrados los nuevos cofrades y que, a su fin, derivaba en una de las preciosas procesiones con que se adorna, durante esta semana, mi siempre amada Laguna.
Se tenga fe o no, lo cierto es que sobrecogen el silencio roto por los tristes tambores y trompetas y las impresionantes tallas que emergen de entre la oscuridad nocturna. Mil y una sensaciones que cristianos o no deben vivir al menos una vez en la vida.
Hoy os traigo algunas fotitos de aquellos momentos. Espero que os gusten.
Feliz Semana Santa para todos y todas.