Y entonces llega Jenn Díaz, una joven catalana de veintipocos años, para demostrar que el panorama no es tan negro como algunos creen. En poco tiempo ha publicado más de cuatro libros; y desde el momento en que decidió que quería ser escritora, luchó por su sueño hasta conseguirlo.
Es un decir es de una escritura sencilla, pero hecha con cariño, y creo que esta escritora emergente puede ser una de las promesas de la literatura española actual.La historia está narrada en primera persona por Mariela, una niña de once años cuyo padre (ese “rojo” de mierda) ha sido asesinado y que vive ahora con su abuela y su madre.Una de las cosas que más me ha gustado de la novela es que se refleja muy bien ese ambiente opresor de un pueblo de la época; La Guerra Civil que se insinúa como telón de fondo en una sociedad en la que la libertad era prácticamente nula.
Y Mariela la pobre… pues es una niña llena de interrogantes, que debe convivir con esas apariencias y prejuicios que la atacan continuamente.Por otro lado, también la relación con su familia es bastante complicada, ya que en ella hay muchos secretos y rivalidades que poco a poco irá desvelando la protagonista, y que al final harán de su vida un camino más bien difícil y pedregoso.
A pesar de ser una autora joven, creo que Jenn Díaz ha conseguido en tiempo récord lo que muchos otros tardarían años. Eso sí: ella misma dice que aún le falta mucho por pulir y mejorar, y como lectora estoy bastante de acuerdo con ella. Me ha gustado, y no me importaría en absoluto volver a leer una de sus novelas, pero sobre todo espero que siga adelante, mejorando y creciendo, dedicando el mismo empeño y pasión a esta maravillosa profesión, a ese sueño que ella afortunadamente ha podido cumplir.