Este estudio lo que concluye es una asociación entre el consumo de estos productos en diferentes dosis, formulaciones y condiciones fisiológicas y el desarrollo de intolerancia a la glucosa, lo que también podemos llamar como una pre diabetes. Parece que estos productos alteran la composición y el funcionamiento de la flora microbiana que vive en nuestro interior, lo que provoca una alteración en la metabolización de los hidratos de carbono.
Con estos resultados, los científicos dieron el salto a estudios en humanos y, en una muestra de cerca de 400 personas, comprobaron que las bacterias intestinales de quienes consumían a menudo edulcorantes eran muy diferentes de las de aquellos que no ponían a menudo sacarina en sus cafés. Es más, los investigadores también apreciaron una asociación similar entre el nivel de uso de edulcorantes artificiales y la susceptibilidad de sufrir un abanico de efectos metabólicos adversos.
Pese a todo, los expertos reconocen que sus estudios en humanos son aún muy preliminares y que las evidencias halladas en investigación con animales no pueden extrapolarse a humanos a día de hoy. Además de que existe un gran número de investigaciones que han demostrado la seguridad y los beneficios de los edulcorantes artificiales.
De todas formas, los resultados de este trabajo no pueden ser ignorados y deben propiciar más investigaciónes para aclarar sus posibles implicaciones, si bien está claro que estamos aún lejos de poder precisar cuál es la composición de la flora más saludable en humanos y en qué medida los diversos alimentos que podemos elegir tienen un efecto realmente beneficioso para reequilibrarla en la dirección apropiada.
Por tanto, sí que en lo que todos están de acuerdo es en que aunque a día de hoy podemos decir que los edulcorantes son seguros, es importante seguir estudiando efectos como esta predisposición a un peor metabolismo de la glucosa, que muchas veces se olvidan en estudios de toxicidad.
Fuente: EL MUNDO